La saga Far Cry ha ido creciendo con cada entrega, afinando una propuesta de acción y mundo abierto que ha dado episodios épicos y que, con mayor o menor tino, asegura siempre varias decenas de horas de diversión. Una saga que ha ido marcando su propio estilo en su manera de hacer las cosas en cuanto a gameplay, pero que también ha ido marcando su sello en sus temáticas, sin huir de los asuntos polémicos y los temas políticos espinosos.
Si en Far Cry 5 los guionistas de Ubisoft levantaron ampollas entre los grupos de ultraderecha y algunas sociedades ultra religiosas de Estados Unidos, ahora se meten de lleno en el espinoso tema del control americano sobre las democracias latinoamericanas y las revoluciones que plantaron cara a este sistema en los años 60 y 70, y a las dictaduras locales. Y lo hace creando Yara, una isla caribeña que tiene muchas similitudes con Cuba, pero que mezcla tópicos de aquí y de allá de todas las revoluciones de Latinoamérica, del mito de los guerrilleros e incluso de la influencia soviética en la zona.
Far Cry 6 dispara a todos lados, tanto a los ‘yanquis’ como a los antiguos revolucionarios que pervirtieron la esencia de la revolución. Pero lo hace desde el papel de los parias, de los oprimidos ciudadanos de un país hundido en la pobreza y que malvive bajo la suela de la bota militar de un despiadado dictador: Antón Castillo. El malísimo villano, fabulosamente interpretado por Giancarlo Esposito, es uno de los mejores villanos de toda la saga, a la altura de Vaas o Joseph Seed.
Far Cry 6 nos mete en una historia apasionante y llena de detalles, personajes profundos e interesantes y lo hace con un estilo muy cinematográfico, con muchas escenas cinemáticas que nos narran la historia de nuestro protagonista, el guerrillero Dani Rojas (o la guerrillera, que lo podemos elegir), pero también la historia de muchos otros personajes importantes. Sobre todo, el del propio Castillo y el de otra importante pieza en la historia: el joven hijo del dictador.
Far Cry 6 es una historia completamente nueva, un juego con identidad propia y que, además, ofrece más de 40 joras largas de juego de acción en un entorno abierto de dimensiones abrumadoras. Y esas 40 horas pueden incrementarse bastante más si eres de los que les gusta explorar y no tienes prisa (y el juego tiene muchas cosas escondidas para los que saben buscar y dedicarse a las misiones secundarias y demás actividades extra).
Pero Far Cry 6 también es el juego que ha resultado de afinar una saga que tiene casi dos décadas. Y podemos decir que aquí está todo lo bueno que han tenido estos juegos, sigue guardando su esencia de título de mundo abierto, pero aun mejor, con misiones mejor diseñadas y personajes mejor construidos. Hay muchas más cosas que hacer que en todos los títulos anteriores, más armas, más artefactos, más vehículos, más giros de guion, más maneras divertidas y originales de resolver escaramuzas y batallas a tiro limpio.
Si te gustaron las últimas tres o cuatro entregas de Far Cry, aquí vas a encontrar todo eso, pero elevado a la máxima potencia. Es el Far Cry más grande, más divertido y más cargado de contenido que hemos tenido nunca. Pero, igual que esto es una evidente ventaja, puede que sea también una pequeña pega, que no para el título en sí pero sí para la saga. Puede que la propuesta, tal y como la conocemos, haya llegado a su tope y el futuro necesite de un cambio de rumbo. Tal vez estemos ante un punto de inflexión, pero un punto en todo lo alto.
La historia de Far Cry 6 es una mezcla variopinta de muchos tópicos, pero también de muchas realidades de la convulsa historia de Latinoamérica en el siglo XX. Por supuesto, tiene mucho de la revolución cubana y de la dictadura de Batista, pero también de los conflictos revolucionarios de otros países vecinos, la injerencia extranjera, sobre todo de Estados Unidos, y la importancia del narcotráfico en todo este puzle. Este último punto está representado por una sustancia tóxica con la que se rocía el tabaco producido en Yara, una supuesta sustancia milagrosa que curaría el cáncer y que, para producirse, el régimen está utilizando mano de obra esclava de entre los propios yaranos.
La nueva dictadura impuesta por Antón Castillo genera un movimiento de rechazo, un nuevo movimiento guerrillero conocido como ‘Libertad’ (la palabra en sí debería sonarles bien en inglés como nombre de una organización revolucionaria). Nuestro personaje, un huérfano de las calles de la capital cuya intención es huir del país y llegar a los Estados Unidos, se verá casi obligado a entrar en las finales de los guerrilleros. A partir de este momento pasaremos a ser una pieza indispensable para hacer triunfar al movimiento revolucionario y escucharás la palabra guerrilla y guerrillero como cien mil veces (y menos mal que no se llaman camaradas entre ellos).
El juego nos presenta un variopinto grupo de personajes secundarios que mezclan exmilitares, viejos revolucionarios de la antigua revolución de los años 60 (que ya derrocaron al padre del actual dictador) y jóvenes guerrilleros con menor o mayor preparación para la lucha. Son grupos que están muy dispersos, poco conectados y que, de hecho, tienen sus propias rencillas entre ellos. En el juego, nuestro personaje tratará de unir a todas las facciones en el objetivo común de derrocar a Castillo.
Dani Rojas, el personaje principal de esta entrega de Far Cry tiene bastante más profundidad, es mucho más complejo que el de entregas anteriores, que eras mucho más planos. No en vano, aquí vemos muchas más veces a nuestro personaje desde fuera. Con múltiples escenas cinemáticas que nos muestran a nuestro yo, sus expresiones, sus contradicciones, sus motivaciones… Esta novedad le ha sentado realmente bien al juego.
La gigantesca isla de Yara, una vez abandonada la isla Santuario que nos servirá de tutorial y donde pasaremos la primera hora de juego, se divide en tres grandes zonas, con su propio lugarteniente de Castillo que hay que intentar derrocar y donde encontraremos a tres grupos de potenciales aliados. Así, el juego se estructura como ya hizo Far Cry 5. El juego nos permite total libertad para elegir nuestro camino en el juego, pero las zonas están divididas en niveles de dificultad, por lo que el sentido común nos empujará a dirigirnos primero a las zonas con un nivel inferior.
Las dimensiones de este nuevo sandbox son casi inabarcables. Abruma la inmensa cantidad de terreno que tenemos por delante para llevar a cabo esta peculiar revolución. Las misiones principales nos irán guiando a través de la historia, pero, por el camino, como siempre, encontraremos decenas de cosas más que hacer. Misiones secundarias, búsquedas del tesoro (estas son especialmente brillantes), conquistar puestos militares o ayudar a los yaranos oprimidos en múltiples problemas con los militares.
El juego puede llevarnos, fácilmente, unas 40 horas de juego para completar su historia, sin detenernos demasiado en tareas secundarias. Pero en los detalles, en las tareas secundarias, en la libre exploración de Yara para sacar a luz sus secretos, está la pimienta de este fabuloso Far Cry 6. Y el que explora y busca se puede llevar muchas recompensas, en forma de armas únicas o equipo genial, o en forma de pequeñas historias dignas de ser vividas.
Nuestro personaje irá subiendo de nivel, y también subirán de nivel poco a poco los enemigos y algunas zonas. Y es que el régimen se va rearmando para hacer frente a los guerrilleros. Y para hacerle frente, el título pone especial atención en el equipo. Mejorar tu armamento, tu munición y los gadgets especiales que llevas contigo es vital para salir adelante. Hay que poner especial atención a llevar el equipo adecuado para cada misión y para ello podemos desbloquear, coleccionar y mejorar todo tipo de armas y equipo paran nuestro personaje. Todo gracias a los bancos de trabajo que tenemos repartidos por toda la isla.
Y luego está toda la capa de personalización, que es ingente, los cientos de vehículos para probar, el paracaídas, los acompañantes (las geniales mascotas que nos ayudan en la lucha, desde el temible caimán Guapo al adorable ‘perruedines’ Chorizo). Y todo con un apartado técnico al que no podemos poner ninguna pega. Todo brilla de una manera exagerada con colores brillantes y exuberantes (para intentar potenciar el hecho de que estamos en el Caribe).
Far Cry 6 es un juego inmenso, que lleva la exitosa fórmula de la saga a cotas aun más altas que la anterior entrega. La elaborada historia sangrienta de Yara está fabulosamente construida y, sin querer dar lecciones de historia, se inventa un conflicto que habla de muchas cosas reales en la sangrienta historia de muchos países de centro y sur América en el siglo XX. y lo hace c on personajes más profundos y ricos, incluido su propio protagonista.
Pero, sobre todo, Far Cry 6 es un enorme juego de acción de mundo abierto con cientos de cosas por hacer. Es cierto que, a veces, como pasó siempre en la saga, hay momentos de repetición de misiones, cosas que parece que has hecho una y otra vez, pero la sensación de novedad y frescura de los combates y escaramuzas está aquí mejor resuelta. y todo con un apartado técnico envidiable. Eso sí, voces en inglés (algo que resulta rarísimo cuando los personajes son hispanos) con subtítulos en castellano.