Los aficionados a la estrategia por turnos están de enhorabuena, y es que este 2020 ha traído un montón de títulos de gran calidad al género, con grandes producciones como Wasteland 3 o Gears Tactics y hasta propuestas indies nacionales como 1971 Project Helios. El 1 de diciembre llega a PC, Xbox One, PS4 y Nintendo Switch, este Empire of Sin, un título que lleva la estrategia por turnos a la guerra de gánster por controlar los negocios sucios del Chicago de los años 20. Pero el juego, diseñado por el matrimonio formado por John y Berta Romero, es mucho más que estrategia por turnos.
Es cierto que los combates son un pilar fundamental en Empire of Sin, y resultan de lo más divertido, al estilo de juegos como X-Com o Wasteland, pero el título mezcla muchos otros elementos igual de importantes, como la gestión del imperio criminal, con un montón de componentes propios de los títulos de simulación, y un fuerte componente de RPG, con la progresión y habilidades de los gánsteres a nuestro servicio y del propio jefe de la mafia.
El juego nos sumerge, con una fabulosa ambientación y un apartado técnico notable, en el sanguinario mundo criminal del Chicago de los años 20, en plena ‘Ley Seca’. Hay muchos caminos para hacer crecer a tu organización criminal en estas calles: asesinando, extorsionando, robando, trapicheando con toda clase de negocios sucios, pero también negociando alianzas con otras bandas, comprando aliados en la policía o en la alcaldía… Todo vale, pero sólo hay un objetivo final posible: acabar con toda la competencia y convertirse en el rey o la reina de los negocios sucios de Chicago. El juego se centra en la profunda evolución de sus personajes y se inspira en el cine negro para conseguir crear una atmósfera de glamour y ostentación que caracterizaba al crimen organizado de los años 20.
Como ya hemos dicho, una de las peculiaridades de Empire of Sin es la original mezcla entre RPG, simulación, gestión y combates de estrategia por turnos. No encontrarás otro juego así en el mercado y menos inspirado en esta atractiva historia norteamericana que tantas veces hemos visto en las películas de cine negro. Además, el juego nos permite elegir entre 14 capos de la mafia diferentes, muchos de ellos inspirados en figuras reales de la historia más oscura del crimen de aquellos años y otras inventadas para la ocasión. Cada capo tiene sus propias habilidades y atributos y, lo más importante, su propia historia que se nos irá narrando a lo largo de la partida.
Poder encarnar a cualquiera de los 14 capos, cada uno con sus peculiaridades, multiplica por 14 la rejugabilidad del título, ya que cada partida, emprendida en la piel de cada uno de los jefes de la mafia, transcurrirá de forma diferente. Y esto no es todo, porque al inicio de cada partida el juego nos permite elegir el número de barrios con los que contará el mapa de la ciudad (entre 3 y 10) y el número de facciones rivales y, por lo tanto, jefes finales a los que enfrentarnos (entre y 13). Esto amplía o reduce las posibilidades del juego, sus desafíos y alarga una partida desde las 7 horas hasta las 12 horas para ser completada (de media). Así, el juego promete muchas, pero muchas horas, cambiando de un jefe a otro y variando las opciones de partida.
Los elementos RPG dominan todo el juego, ya que la progresión de cada uno de los personajes es constante y afecta a todos los demás elementos de la partida. La más importante de ellas, la progresión del jefe de la mafia que hayas elegido encarnar. A cada uno de los capos les diferencia su forma de ser y algunas habilidades extra que les otorgan una ventaja en el juego. Estas habilidades extra pueden afectar a su habilidad para la diplomacia, para los sobornos o para persuadir a otros personajes, para su gestión económica de los negocios o alguna habilidad que le otorga ventajas en los combates. Por supuesto, el capo cuenta con un árbol de habilidades propio que podemos ir mejorando poco a poco a medida que avanzamos.
Pero no solo tenemos que preocuparnos de la progresión de nuestro capo de la mafia, sino también de los maleantes a nuestro servicio. A lo largo de la partida, tendremos que ir contratando a diferentes esbirros de todo tipo para que nos acompañen y ayuden en el ‘negocio’. Hay una extensa ‘lista negra’ de trabajadores del gremio a los que podemos intentar reclutar, pero para esto tendrá mucho que ver nuestra reputación (tendremos que habernos hecho un nombre para poder reclutar a los asesinos mejor pagados). Y una vez en nuestro barco, tendremos que conseguir que nuestros esbirros nos sean fieles, pagándoles a tiempo y cuidando sus necesidades.
Los esbirros tienen diferentes atributos propios, como la lealtad, que tendremos que cuidar para que no nos traicionen y, por supuesto, su propio árbol de habilidades y progresión que tendremos que ir completando para mejorar sus atributos en el combate y demás encargos. Los esbirros tienen su propia historia, sus propios problemas entre ellos (algunos son incompatibles entre ellos, por alguna cuenta pendiente, y no podrán trabajar juntos) y nos pedirán favores en forma de misiones secundarias que tendremos que decidir si cumplimos o no. Pero ya sabes, si forman parte de ‘la familia’, sus problemas son tus problemas. El sistema de progresión de todos los personajes, principales y secundarios, son uno de los pilares del juego, así como sus historias personales, que se entrelazan y terminan contando una historia general bastante bien hilada.
El juego se interrumpe en breves ocasiones para mostrarnos alguna conversación entre los personajes con una cinemática, como en los duelos entre jefes, fantásticas conversaciones donde puede llegarse a un acuerdo o iniciarse una sangrienta guerra por el poder. Las conversaciones nos permiten elegir las respuestas más adecuadas y nuestras habilidades en la provocación, la persuasión o la diplomacia nos ayudará a conducirlas a lo que mejor nos convenga. Una vez hayamos avanzado en la partida, en el menú de Diplomacia aparecerán un montón de opciones que nos darán acceso a firmar treguas con algunas facciones, formar alianzas para intentar eliminar a un enemigo común, etc.
Pero, por mucha diplomacia, persuasión y favores que podamos pedir, estamos al frente de una organización criminal y, en algún momento habrá que mancharse las manos. El juego nos presenta una vista cenital de la ciudad de Chicago, con sus diferentes barrios y calles, en la que podemos alejar el zoom para hacernos una idea más estratégica de todas sus posiciones, o hacer zoom hasta las aceras para verles la cara a nuestra capa y a sus esbirros. Además, podemos movernos por ella en tiempo real, buscando oportunidades para ampliar nuestros negocios o cuidando de los que ya tenemos en marcha. Y siempre, intentando no cruzarnos con la pasma.
El juego nos va ofreciendo misiones principales que harán avanzar la historia, además de misiones secundarias que se nos van presentando. Podemos seguirlas o buscar oportunidades por el mapa: como un edificio abandonado que podemos reclamar por la fuerza para abrir nuestra próxima destilería o el bar clandestino de una banda rival que podemos asaltar para que el negocio y sus beneficios cambien de manos. En todos estos casos, habrá que comenzar un combate para deshacernos de los miembros de las bandas rivales. Y aquí, el juego pasa al modo combate, que se realiza por turnos al más puro estilo X-Com.
Tanto el capo como los esbirros que lo acompañan cuentan con determinados Puntos de Acción para gastar en cada turno. Podemos invertir esos puntos en desplazarnos buscando mejores coberturas, disparar a un enemigo, recargar nuestra arma, realizar golpes cuerpo a cuerpo, realizar una ejecución a un enemigo malherido, utilizar un botiquín o cualquier otro recurso para recuperar la salud, curar a un aliado (si tenemos a un médico entre nuestros esbirros), realizar una vigilancia para repeler ataques o desplegar algunas de las habilidades de combate propias de cada personaje.
Pero las batallas son muy tácticas y antes de afrontarlas hay que pensar muy bien en cómo formar nuestro grupo, y compensarlo para obtener ventajas en las refriegas. Por ejemplo, los sicarios pueden eliminar enemigos a grandes distancias, Los demoledores pueden usar granadas y armamento pesado, un médico en el grupo siempre te asegura una curación efectiva en momentos delicados, etc. Cuida de la salud de todos los miembros de la banda, porque si mueren en un combate, habrán muerto para siempre (en tu partida). Cada capo cuenta con una habilidad especial para el combate, que puede ser muy útil para decantar la lucha a tu favor.
Una vez que te apuntes una victoria conseguirás un botín cargado de recompensas. Estas pueden incluir dinero, los títulos de propiedad de algún edificio o negocio sucio y mejores armas, y otros elementos, para equipar a tu capo o a tus esbirros. Estas armas irán mejorando tu capacidad para el combate y, además de conseguirlas en los botines, puedes acudir al mercado negro a comprarlas cuando tengas suficiente dinero para pagarlas.
La tercera pata de Empire of Sin, después de sus elementos RPG y sus combates, son sus elementos de simulador. Un simulador de jefe de la mafia que incluye la gestión de decenas de negocios que tiene que dar dinero, la gestión de los ‘trabajadores’ que hacen funcionar el imperio, la gestión de las finanzas de todo el ‘grupo’ y la diplomacia para obtener beneficios y ayudas para que todo funcione. Para esto, el juego cuenta con útiles menús que nos dan acceso a toda la información necesaria y a las herramientas perfectas para tomar decisiones.
Una vez que tienes unos cuantos negocios funcionando tienes que hacer que generen beneficios, y cada vez en mayor cantidad. Para eso hay que invertir en la seguridad del negocio (para evitar que te lo arrebaten) pero también en mejorar el servicio que otorga a sus clientes. Tendrás que invertir en una buena banda de música y en unas buenas camareras para dar más atractivo a tus bares clandestinos o en mejores juegos para tus casinos. Además, no descuides la publicidad y el boca a boca, lo que aumentará el tránsito de clientes. Otra buena idea es montar un buen hotel en cada barrio donde tengas negocios, ya que hará que aumente el número de clientes que transiten tus locales (y te dará beneficios por si mismo). Un menú te da una visión general de cómo van todos tus negocios, qué beneficios ofrecen, cómo mejorarlos, etc.
Nada más comenzar el juego solo tendrás un negocio a tu nombre. Una pequeña destilería. Suficiente para empezar, pero tendrás que aumentar el negocio con más locales lo antes posible. Y, sobre todo, tendrás que aumentar la producción de tu destilería y abrir unas cuantas más. En el tiempo de la ley seca, el alcohol era la principal mercancía, la que hacía que todo fluyera en los negocios ilegales. Por eso, el alcohol será el mayor recurso del juego y controlarlo y aumentar su producción será la clave para aumentar los beneficios y controlar la ciudad.
Una manera rápida y cara de aumentar tus propiedades es comprándolas, y una más sucia pero más barata es arrebatársela a las facciones enemigas. Tú decides tu camino en cada caso para hacer aumentar tu imperio, teniendo en cuenta que cada capo de las 14 facciones cuenta con sus propios bonus para los negocios, unas habilidades muy a tener en cuenta para saber hacia donde tirar.
A medida que crece tu imperio irás dominando barrios enteros y mejorando tus negocios, haciendo crecer tus destilerías para producir más y más alcohol de mejor calidad. Una vez tu imperio se haga demasiado grande para gestionar todo tu solo podrás nombrar a lugartenientes que se encarguen de cada barrio y que gestionen por ti los asuntos menores. Cuando los negocios mejoran también crecerá la prosperidad de los barrios, lo que hará que sus vecinos pidan mejores servicios de tu imperio criminal y te reportará mayores beneficios. Por eso, también es una buena idea ver qué tal les va a otros capos, en otros barrios, y si las cosas les van demasiado bien quizá sea el momento de iniciar una guerra para bajarles los humos y que los vecinos de la ciudad prefieran los distritos que tú controlas.
Y, por supuesto, además de la violencia, en tu gestión para mantener tu imperio y hacerlo crecer tendrás que evitar que la policía o las bandas rivales intenten hundir o hacerse con tus negocios. Para ello tendrás que ser inteligente y gastar dinero en seguridad, en sobornos y manejar tu diplomacia para forjar alianzas, llegar a acuerdos, etc. Y si nada de eso funciona, también puedes iniciar una guerra ala vieja usanza y que corra l sangre por todas las calles de Chicago.
Empire of Sin es un juego muy peculiar, que mezcla de manera interesante elementos de estrategia por turnos, RPG y simulación, con una fantástica ambientación que nos transporta al Chicago de los años 20. El apartado gráfico es bastante notable, con un montón de animaciones muy interesantes, una recreación de las calles y los interiores de los negocios muy conseguida y, sobre todo, una gran variedad de capos y matones de todo pelo. Y la banda sonora de la época es fabulosa, al igual que sus voces (en inglés con subtítulos y menús en castellano).
El título es realmente profundo y cuenta con tantos capos para encarnar que es rejugable más de una decena de veces, por no decir que este número puede multiplicarse al dejarnos configurar las opciones de la partida para hacerla más larga y profunda o más rápida. Los combates por turnos son muy entretenidos y las opciones de progresión e historias de los personajes interesantes y llenas de posibilidades. Una mezcla muy original que puede contentar a los amantes de la estrategia por turnos, pero también a los amantes de la simulación.