Análisis de Age of Empires IV: La vuelta del RTS pródigo
La vuelta de uno de los icónicos de la estrategia en tiempo real cumple con las expectativas creadas
Un juego que mejora en casi todos sus aspectos, le añade a la experiencia una gran capa táctica y maravilla por su apartado gráfico
Cuando se menciona un género en los videojuegos automáticamente aparecen títulos representativos e icónicos en nuestras cabezas. Títulos que han marcado ese género hasta tal punto de pasar generación tras generación marcando a muchos jugadores, bien por los juegos originales o por secuelas. El que nos ocupa hoy es el género de la estrategia en tiempo real o RTS, dentro de este hay muchísimos títulos que pueden ser icónicos pues se han preservado desde su edad dorada en los 90, pero la saga Age of Empires ocupa un lugar especial. Su capacidad de traer distintas civilizaciones, de avanzar por las épocas y como el desarrollo iba tomando forma era algo verdaderamente único y llamativo. Siendo los dos primeros títulos de la saga los más llamativos y los recordados con más cariño, la tercera entrega quedó relegado a un lugar sin apenas reconocimiento.
Age of Empires IV llega para darle una nueva vida, darle una pequeña vuelta de tuerca a su fórmula y explorar nuevas maneras de hacer las cosas, sean correctas o no, lo que si hace es experimentar y no quedarse solo en lo conocido. De ello se encarga, bajo el ala de Xbox Game Studios, Relic Entertainment una desarrolladora con experiencia en RTS y a los que se le debe, entre otras maravillas, el Warhammer: Dawn of War -el primer juego, no confundir con la tercera parte menos agraciada- una saga de la que toma algunos elementos en esta nueva entrega de Age of Empires IV, jugable en Steam y disponible desde el día 1 en Xbox Game Pass.
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Un avance de era
La saga Age of Empires es hija de su tiempo, tanto que es difícil verla de otra manera que no sea igual a cuando jugábamos al 1 o al 2. A pesar de haber pasado más de 20 años desde aquella época, su forma es demasiado icónica para no buscar algo parecido. Por eso Relic Entertainment ha hecho un trabajo titánico por añadir elementos que alteran la jugabilidad, que permiten adaptarte a los recursos de los que dispones y sobre todo a mejorar puntos muy estratégicos. En eso la desarrolladora tiene bastante experiencia, pues sus RTS siempre tienen elementos estratégicos como coberturas o especializaciones en las unidades, estos elementos tácticos se han añadido a esta nueva entrega en diversas formas haciendo mucho más importante la microgestión de los recursos y la adaptación al enemigo.
Desde poder apostar soldados en las murallas para protegerlas a crear elementos de asedio justo antes de atacar a posicionar a tus soldados en terrenos favorables, hasta la posibilidad de organizar ataques por sorpresa debido a la baja visibilidad de tus unidades. Age of Empires IV ha ganado enteros en estrategia, pueden ser más o menos útiles, puede haber unidades poco balanceadas pero solo por añadir estás posibilidades capaces de revertir situaciones solo por colocarte de una manera u otra ya merece la pena el título. Nunca antes una carga de caballería a la retaguardia enemiga fue tan temible en un Age of Empires.
La capacidad estratégica nueva no solo queda aquí, las propias unidades tienen capacidades añadidas que podemos activar, sobre todo si hablamos de las propias unidades de cada facción, los arqueros de tiro largo ingleses pueden ponerle las cosas muy difíciles a la caballería enemiga y los arbalesteros franceses pueden hacer lo propio con los proyectiles enemigos. Las capas de microgestión y estrategia de este Age of Empires IV han aumentado exponencialmente y eso se nota, ya no solo basta con números hace falta algo más.
La defensa ante todo ha ganado varios elementos importantes, casi todos desbloqueados mediante investigaciones, con la capacidad de subir unidades a los muros, las nuevas armas de asedio que permiten contrarrestar esas mecánicas y muchas más que permiten hacer daño de manera pasiva a los que intenten encalomarse a un muro sin permiso, si antes un muro era algo inerte a la espera de ser destruido en esta nueva entrega puede ser mortífero si se prepara bien.
Documentales en píldoras
Pero Age of Empires IV no ha innovado solo en como se juega, también en cómo se cuenta la historia. Cierto es que esta saga siempre ha tenido una fuerte relación con la historia, más o menos acertada, sin embargo en esta entrega han querido ajustar el marco histórico mucho más, esto se debe a la adición de vídeos que saltan antes de cada batalla en el modo campaña y que va contando los conflictos y el marco histórico en el que se encuentran, añaden mucha más información de la que a priori podría hacer falta y van acompañadas de imágenes reales de diferentes emplazamientos y equipamiento de la época. Si se unieran todos sería un trabajo documental bastante amplio pero como lo van soltando a base de píldoras son realmente interesantes y entretenidos y ayudan mucho mejor a entender el conflicto y la historia que hay detrás.
El marco histórico general de este nuevo Age of Empires se mueve entre el Siglo XI al XV, empezando por la batalla de Hastings en la que los Normandos invadieron Inglaterra en 1066 hasta el asedio de Kazán y el surgimiento ruso en el 1552. Las civilizaciones que podemos manejar son los ingleses, los chinos, los franceses, el Sacro Imperio Romano Germánico, los mongoles, Rus, el sultanato de Delhi y la Dinastía Abasí. Aunque solo hay campañas disponibles de ingleses, franceses, rusos y mongoles, quizás quieran traer más en un futuro con el resto de civilizaciones disponibles. Aún así con las campañas disponibles y la predisposición que el propio juego da para jugar al multijugador podemos llegar muy fácilmente y sobre pasar las 30 horas de juego.
Gráficos que hacen llorar pero bien
Ahora toca decir lo obvio, ha mejorado muchísimo sus gráficos en cuanto a sus predecesores, cosa que por otro lado llega a ser hasta algo incómodo para alguien que le ha echado horas a los antiguos como para estropear una tienda de relojes. No hay que tomárselo a mal, de hecho resulta incómodo por poder distinguir algo más que un par de píxeles gordos, es como cuando te quitas las gafas para limpiarlas y te las vuelves a poner, un mundo de color y nitidez llega a tu vida en un segundo.
Como a tantas cosas de Age of Empires es cuestión de adaptación, todo lo que hay en la pantalla es parecido a lo antiguo pero con cambios que resultan raros, pueden ser de ayuda pero hace falta tiempo. Dicho esto los diseños de las unidades en general y de las propias de las facciones en particular están muy detalladas, el mapeado ha ganado mucho por la simple excusa de los elementos tácticos que hablábamos más arriba y las estructuras están muy bien cuidadas.
Lo que si hemos notado un poco ha sido el rendimiento, quizás al ser una versión prelanzamiento falten cosas por pulir pero si es cierto que hemos notado algunos tirones en ciertos momentos al cargar las partidas, guardar o cuando se actualizaban algunos objetivos, también hemos tenido algún bug por el que una mecánica específica, como poner una reliquia dentro de una monasterio, no funcionaba en ciertas ocasiones. El resto del tiempo el juego iba fluido y sin problemas. Los textos y las voces que cuentan la historia están totalmente traducidos al castellano cosa que se agradece mucho para no perder el hilo.
En definitiva...
Este nuevo título recoge la esencia de los antiguos, sus mecánicas más características y las une a elementos de otros RTS para añadir más capas en las opciones tácticas. Haciendo que un clásico de la estrategia se vuelva mucho más estratégico que sus antecesores. Esta experimentación puede no terminar aquí, se nota que quieren probar cosas y no sería de extrañar que esto sea una arena de pruebas para seguir puliendo una fórmula que se está adaptando a los nuevos tiempos. Desde luego a nivel gráfico lo han conseguido, resultando hasta extraño para ojos curtidos en píxeles. Y en su forma de contar la historia, mucho más dinámica, más entretenida y con apoyo gráfico, como un documental pero en pequeñas dosis para no agobiar ni aburrir.