Cuando vimos las primeras imágenes de Hellboy: Web of Wyrd nos enamoramos del trabajo artístico de esta adaptación de Upstream Arcade. Somos fans del genial personaje creado por Mike Mignola y los gráficos del juego consiguen trasladar el estilo artístico de las viñetas. El juego es un título de acción en tercera persona en el que nos ponemos en la piel de Hellboy y podemos repartir golpes y tiros en unas escenas y combates que parecen dibujadas con tinta. Además, el juego ha sido creado con la colaboración de Dark Horse Comics y el visto bueno del propio Mike Mignola.
Hellboy Web of Wyrd nos permite encarnar al genial demonio detective (al que pone la voz el actor Lance Reddick) y vivir una de esas aventuras propias de los cómics de la A.I.D.P. (Agencia de Investigación y Defensa Paranormal). Cuando un agente de la organización desaparece mientras investiga la llamada ‘Casa de las Mariposas’, es el momento de llamar a Hellboy para que investigue su paradero y también todos esos picos de energía psíquica que se están disparando por medio planeta.
El juego nos narra, de una manera un poco caótica y atropellada, una historia que nos llevará a hacer incursiones en el Wyrd y enfrentarnos a demonios, jefes finales y trampas de todo tipo en batallas cuerpo a cuerpo, a golpes y utilizando algunas armas de fuego tuneadas por la Agencia y potenciadas con bendiciones y mejoras. El juego nos anima a utilizar combos, devastadoras cadenas de ataques cuerpo a cuerpo, ataques a distancia, coberturas, bloqueos, fintas y demás habilidades que iremos acumulando.
Como ya hemos dicho, Hellboy Web of Wyrd tiene un aspecto gráfico y artístico genial, que a cualquier fan del personaje le va a maravillar. Los efectos, los escenarios y las animaciones de Hellboy y los enemigos son una pasada. Pero, lamentablemente, tenemos que decir que más allá de su atractivo envoltorio, nos hemos encontrado con un juego que deja mucho que desear. Se trata de una propuesta extremadamente frustrante, con un sistema de movimientos y combates muy tosco y poco gratificante, sus escenarios y enemigos se repiten hasta la náusea y su historia está terriblemente mal contada y hace que se pierda el interés pasados sus primeros 10 minutos.
Aunque la historia del juego se presenta como apasionante, con extrañas entidades divinas que nos cuentan muchos detalles misteriosos de todo lo que está pasando y nos encontramos con seres demoníacos que parecen encerrar inquietantes secretos, enseguida se abandona toda referencia. Hay un punto en el que ya no sabemos lo que estamos haciendo ni por qué lo hacemos. La historia se narra con conversaciones planas y aburridas en los pasillos de la Casa de las Marioposas (que hace las veces de cuartel general que visitar entre misiones). Esa historia que se prometía apasionante, como sacada de algún fabuloso guion de Mignola, se diluye como un azucarillo. Ya solo queda visitar los mismos escenarios vacíos una y otra vez e intentar aplastar a los mismos enemigos una y otra vez para avanzar en el juego, pero sin saber mucho por qué lo hacemos.
Pero como ya hemos avanzado, los problemas no acaban con la compleja y vacía historia del juego, sino que afecta a su jugabilidad. Cada nivel nos envía a un escenario compuesto por intrincados pasillos y estancias generadas de manera procedural, casi siempre igual y aburrido, y tenemos que limpiarlo de demonios para completar la misión. Lo que ocurre es que para llegar a su final (consiguiendo llaves, abriendo puertas y esquivando torpes trampas) caeremos a un segundo nivel que nos hará repetir el nivel con un tono superior de dificultad (más enemigos, más gordos) y, por si te parece poco, caer a un tercer nivel donde repetir lo mismo otra vez y acceder al enemigo final. Si caemos, volvemos a la Casa de las Mariposas y a empezar otra vez.
Parece una dinámica estilo roguelike, y en realidad es algo así, pero el combate es tosco, incómodo y doloroso y tanta repetición del mismo escenario, lo9s mismos enemigos repetidos una y otra vez y alargar los niveles con el sucio truco de la repetición constante hace que la experiencia sea aburrida y, sobre todo, muy frustrante. Y es que el sistema de combate que tenemos a nuestra disposición no es malo en su concepto. Hellboy cuenta con una buena colección de movimientos y trucos para machacar demonios, pero su movimiento general es tan lento, que todo es torpe y como a cámara lenta y hace que las batallas no sean nada gratificantes. Las fintas, escapes y bloqueos no funcionan bien, y este es el principal de sus problemas, y recibes daño de manera injusta en dos de cada tres embestidas.
Y a los fallos del sistema de combate y la extrema complejidad de los niveles, cargados de enemigos de los más duros desde la primera sala, se une la escasez insultante de potenciadores, mejoras o restauradores de salud. No los encontrarás en todos los niveles y, cuando los encuentras, o te otorgan un porcentaje ridículo de vida o tienes que pagar por él una cantidad ridícula de monedas. En general, lo que empieza como una atractiva incursión en el universo de Hellboy, con un aspecto gráfico que te saca una sonrisa, se convierte enseguida en un dolor profundo que se repite una y otra vez y que te hace volver a la Casa de las Mariposas tras morder el polvo de manera injusta y frustrante.
Estábamos muy ilusionados con jugar a Hellboy Web of Wyrd, porque nos encanta el personaje y porque técnicamente nos parecía muy bien conseguido. Y en gran medida es así, esta es la mejor parte: los gráficos, las animaciones y los gloriosos efectos de golpes y poderosos combos tienen un aspecto fabuloso y las voces en inglés del so actores está a la altura, igual que a banda sonora (cargada de melodiosas piezas de jazz). Pero aquí se acaban las cosas positivas. El juego no funciona, su sistema de combate es frustrante e injusto y el título es demasiado repetitivo, soso y está más acabado. Una lástima, una oportunidad perdidas para el que hubiera sido el mejor título de Hellboy en formato videojuego.