NBA 2K24 vuelve a las estanterías con una nueva actualización de su juego anual de baloncesto, y seguro que es complicado estar en el olimpo de los juegos deportivos y cada año superar al anterior. Tiene que ser una tarea titánica mantener el listón a la altura de la calidad que tú mismo te has marcado, añadiendo además los suficientes incentivos como para que tu extensa base de fans se den por satisfechos cuando pasen por caja. Nada fácil, algo que no todos los años se consigue, y que ya te adelantamos que en esta edición para la temporada de NBA 23-24, 2K Sports no ha conseguido.
Hace ya más de tres años que Kobe Bryant dejó la vida terrenal para alcanzar el estatus de leyenda inmortal. Aquel trágico accidente en el que entre otros también perdió la vida su hija y emergente estrella del baloncesto Gigi Bryant dejó a todos los que amamos el balón naranja en estado de shock y con una sensación de pérdida irreparable. Fueron cientos los homenajes que se sucedieron a lo largo del planeta durante las semanas siguientes, y en una saga en la que siempre se ha honrado a las leyendas, Kobe Bryant vuelve a ser protagonista de una edición que honra su carrera y su legado con un juego que al menos en Mamba Moments, la parte del juego que recrea algunos de los mejores momentos de Kobe, está a la altura de lo que representa.
Porque lamentablemente no podemos decir lo mismo del resto del juego. Lo que se debería haber convertido en un homenaje perfecto a un jugador irrepetible se pierde en un mar de -cada vez menos micro- pagos, modos de juego que han sido ya explotados hasta el fin en ediciones anteriores y una sensación general de que este año 2K Sports no ha hecho los deberes del todo bien. A esto hay que sumarle el desastre acontecido con la versión de PC, que cuenta con una buena porción del total de jugadores, donde se ha decidido de manera incomprensible actualizar plantillas del año pasado y sin apenas más añadidos lanzar el juego como nueva versión. Esto ha resultado en jugadores de PC enfurecidos con 2K Sports, con Visual Concepts y con la saga en general, con críticas hacia el juego como pocas veces se habían visto.
La llegada de NBA 2K a nuestras estanterías supone cada año poner el punto final al verano, y es una entrega que acogemos con la ilusión de enfrentarnos a nuevos retos, superar nuevos desafíos y con la certeza de descubrir las novedades que poco a poco iremos desgranando hasta dominar el juego por completo.. y llegar así hasta su siguiente entrega en un ciclo tan redondo como el balón que representa. Esto ha sido así desde hace tanto tiempo que con Iverson en la portada, bajo el abrazo de Sega y consiguiendo que Dreamcast se convirtiese en consola de culto, Visual Concepts revolucionase el mundo de los simuladores de baloncesto en los albores de este siglo con aquel NBA 2K. Desde entonces la saga ha ido creciendo en calidad, y aunque es cierto que ha tenido años peores que otros, nos ha regalado algunas ediciones míticas como 2K12, con un juego casi tan perfecto como las leyendas que nos presentó, o la edición de 2016 que nos dejó a los fans españoles el regalo de los hermanos Gasol en portada y para todos un maravilloso modo historia con guión de Spike Lee.
La edición de este año no va a llegar a esos niveles de aceptación entre el público, pero por supuesto es un juego que los amantes del baloncesto podemos disfrutar.
Para empezar el aspecto visual y sonoro ha llegado a unos límites de calidad que es prácticamente insuperable. Este año una de las grandes novedades es la tecnología ProPlay, que le añade a las jugadas un toque de realismo, haciendo que cada tiro, mate o bandeja se vea más orgánico y con transiciones mucho más fluidas, lo que nos ayuda a aumentar la sensación de que estamos ante un partido real y no un videojuego. Lo mismo podemos decir del apartado sonoro, con una ambientación tanto en las locuciones como en la sensación que tenemos al entrar en la pista muy cercanas a lo que puedes sentir viendo una retransmisión o asistiendo a un partido en directo. En este sentido, y entendiendo que hay muy poco margen de mejora, Visual Concepts ha aprovechado el buen trabajo hecho a lo largo de todos estos años y lo sigue puliendo un poquito más en cada entrega.
Entre las novedades de la entrega tenemos el que se va a convertir en uno de tus modos de juego favoritos. Mamba Moments recoge la herencia de los Desafíos Jordan y le pasa el testigo a Kobe Bryant en un modo en el que nos permite ser parte de siete de los momentos más icónicos de su carrera. La mayor pega de este modo es que si los comparamos con los 15 que pudimos disfrutar el año pasado, estos momentos se nos quedan cortos, y no es que Kobe no tuviera más momentos que incluir, porque de hecho se han quedado fuera algunos momentos clave de su carrera, quizá el más sangrante sean los 81 puntos que le cascó a lo Raptors en el Staples Center. Había material de sobra para incluir algunos momentos más.
El resto de modos, tiene demasiado regusto a reciclado como para que la impresión general sea positiva. De hecho y una vez más el modo carrera de The W ha llenado más horas de baloncesto que el propio barrio. Porque para muchos, entre los que se incluye quien escribe estas líneas, el modo carrera de NBA 2K ha sido desde su llegada el aliciente principal a la hora de echar unas canastas virtuales. La llegada del barrio a las consolas revolucionó un modo de juego que iba mejorando año tras año, hasta que el margen de mejora se ha ido reduciendo, como queda evidenciado en la entrega de este año que es la entrega que menos novedades aporta desde que se incluyó este modo de juego. Tampoco es que el modo carrera de The W nos traiga un saco de ellas, pero al menos se regodea en su sencillez dejándonos decidir si empezamos con una jugadora proveniente de Europa o una universitaria, y a partir de ahí desarrollar su carrera con interacciones con otras jugadoras, ofertas de clubes y en definitiva escribiendo una historia que en el que debería ser el modo principal del juego no nos han dejado hacer.
De manera difícil de entender, en Mi Carrera podemos elegir por qué club fichar desde el principio, y aún con una media de 60 puntos, muy por debajo de cualquier otro jugador de cualquier equipo, contamos con una cantidad de minutos de juego porque sí. Se pierde por completo la parte orgánica de crecimiento del jugador, y con ello se nos invita a esforzarnos menos. ¿Para qué vamos a intentar mejorar si ya somos titulares en el equipo de nuestros sueños?. Es verdad que desde el punto de vista puramente jugable ofrece todo lo que esperábamos, y que ya habíamos visto en las dos entregas anteriores. Una ciudad por la que pasear, donde gastar el dinero tan duramente ganado en la cancha en ropas y accesorios para nuestro avatar. Y aquí es donde aparece eso que se ha llevado por delante tantos juegos. Los micropagos.
Se puede entender que las compañías quieran hacer caja adicional después del lanzamiento y que te inunden con ofertas para intentar que los fans se dejen un dinero extra durante la vida del juego. Un ejemplo perfecto de esto es Call of Duty, que ofrece skins para personajes y armas por las que tienes que pagar aparte. El problema con NBA 2K es que no se trata de aditivos estéticos, si no que la única forma de conseguir estadísticas excelsas para tu jugador es pasar por caja. Es cierto que se pueden comprar con monedas de juego, en teoría, porque los precios por mejora son tan altos en comparación con las monedas que sacas por partido que en la práctica o pasas por caja o te vas a quedar atrás. Esto convierte al juego online en un pay-to-win clarísimo y deja a los jugadores que se niegan a pagar más por lo mismo con la sensación de que a 2K le importa mucho más lo que los fans tienen en el bolsillo que lo que tengan en el corazón.
¿Es NBA 2K24 un mal juego? No. En absoluto. Tiene una parte técnica brillante. Cuando el balón empieza a botar es un juego de auténtico baloncesto. Tiene modos de juego y contenido para muchas horas y en su parte visual y sonora es soberbia. El problema es el legado del que procede, con juegos auténticamente excelsos que han puesto el listón muy alto, y los asquerosos micropagos que cada vez están tomando más protagonismo en un juego en el que el protagonista debería ser el balón. La incomprensible decisión de eliminar el arco argumental que nos impulsa a continuar con la carrera de nuestro jugador hace mucho daño al juego, y si a eso le añadimos el desastre que se ha hecho con la versión de PC, tenemos un juego sobre el que hacer borrón y cuenta nueva para que el año que viene nos volvamos a ilusionar.
Y por favor, dadle a Kobe el homenaje que se merece.