League of Legends y Riot quieren salir de su zona de confort. La demostración no es solo este plataformas con sangre Metroidvania titulado Convergence, sino todos los juegos de Riot Forge que ya se han publicado, empezando por Hextech Mayhem y continuando por Ruined King, pasando por Mageseeker. Es más, este objetivo de Riot ya se podía atisbar con las versiones de móvil de LoL y otros títulos de la compañía, además de con el anuncio de que habría versiones para consolas de sobremesa de sus juegos más populares.
Y eso nos lleva de cabeza de vuelta al juego que nos ocupa, Convergence: A League of Legends Story, que además fue uno de los primeros ‘spin-off’ que Riot anunció hace ya unos cuantos años. El título está a cargo de Double Stallion Games, compañía que probablemente sea una completa desconocida para la mayor parte de la audience, y no sin razón. El juego que nos ocupa es el más importante de la historia de este estudio canadiense, cuyo anterior ‘hit’ es el notable, pero desconocido, Speed Brawl.
El protagonista de Convergence es Ekko, un joven inventor de Zaun al que todos conoceran los jugadores de LoL o aquellos que hayan visto la excelente Arcane. Sin embargo, el Ekko que aparece aquí no es exactamente el de la serie de televisión, ni tampoco el del archijugado MOBA de Riot, sino una versión propia que usa los mismos poderes y exuda una personalidad parecida. Con esto en mente, lo que Convergence ofrece es casi una historia de orígenes para Ekko, ya que conforme avancemos por su campaña iremos ganando poderes, muchos de los cuales son exactamente los del kit de habilidades del personaje en League of Legends.
De esta forma, Ekko sigue siendo ese inventor capaz de saltar en el tiempo, entre otras habilidades que iremos desbloqueando conforme exploremos los recovecos de Zaun. Para el que no lo sepa, se trata de la suerte de barrios bajos del universo de League of Legends, con muchísima podredumbre, ruinas y, por supuesto, maleantes de todo tipo. De esta manera exploraremos diversos escenarios interconectados, con secretos escondidos cada pocos pasos y una buena dosis de backtracking. Sin novedades de relumbrón en este aspecto. Si sabes lo que es un Metroidvania, sabrás qué encontrarás en Convergence.
Por supuesto, no todos los juegos dentro de este subgénero de las plataformas son iguales, ni memorables, y es su realización técnica y jugable lo que acaba por determinar el éxito o fracaso de un proyecto de este tipo. La buena noticia, por suerte o por desgracia, está unida indefectiblemente a la mala. Y es que la novedad de Convergence brilla por su ausencia, más allá de la ambientación o las habilidades únicas del personaje protagonista. Se sigue el ABC del género, aunque por suerte todo está bastante bien realizado a nivel jugable.
Para empezar la progresión es constante y enriquecedora, el control fino y repleto de posibilidades conforme avanzamos, el mapa intrincado y repleto de secretos, la exploración satisfactoria… Y aún así le falta algo. Quizás sea el estilo visual utilizado, que aunque no tiene grandes ‘peros’, si que le falta un extra de espectacularidad o detalle para ser realmente memorable. Algo parecido pasa con el combate, que también va ganando movimientos y posibilidades conforme avanzamos, con montones de enemigos en pantalla y muchos movimientos por aprender y realizar. Quizás aquí se ha hecho un trabajo más destacable por distinguir la propuesta de Convergence, ya que la posibilidad de rebobinar el tiempo da un extra de profundidad que, cuando llegamos a niveles más complicados, se viste de cierta sensación de urgencia al tener que jugar con la escasa salud del protagonista para no perder nuestro avance y tener que retomar un punto de control.
Además de todo esto, nos encontramos con una historia interesante, pero sin demasiadas florituras, en la que los pocos giros de guión que hay se ven venir desde kilómetros de distancia. Al menos saber mantener la atención del jugador durante buena parte de la propuesta, aunque hacia la parte final las misiones secundarias (con cameos de personajes de LoL incluidos) se vuelvan incluso más atrayentes que la narrativa principal. En cuanto a duración, si nos centramos en lo obligatorio, podemos acabar el juego en 5 horas, aunque si sumamos secundarias y coleccionables, el total se podría ir por encima de las 10 horas, lo que tampoco es moco de pavo tratándose de un juego de precio reducido.
Convergence se mueve a las mil maravillas, con sus sprites en 2D volando de un lado al otro de la pantalla sin problemas. En ese sentido, estamos ante un juego pulido y bien trabajado, sin estridencias visuales, ni técnicas, aunque a la vez tampoco se trata de un juego extraordinariamente bello. Los sprites que ha creado Double Stallion son resultones, aunque con altibajos. Hay personajes muy buenos y carismáticos, pero montones de secundarios olvidables, fondos que se repiten y escenarios que no acaban de conseguir perdurar en nuestra memoria como jugadores. A esto hay que añadir que la paleta de colores utilizada, muy oscura, es acorde a la que podríamos esperar de Zaun, pero no acaba de resultar verdaderamente atractiva.
Algo parecido ocurre con el acabado sonoro, que por un lado está compuesto por una serie de efectos de sonido adecuados, y además acompaña todos los diálogos con un más que aceptable doblaje, pero por otro lado ofrece melodías que no acaban de gustarnos demasiado, aunque a su favor hay que decir que nunca molestan. Por supuesto, hay excepciones, y sí que hay piezas que destacan por su espectacular composición, pero en líneas generales sigue el mismo patrón de todo Convergence: ofrecer una experiencia divertida y adecuada, pero que no va más allá en términos jugables o técnicos. Es decir, podríamos considerar este título como una oportunidad desaprovechada de ir más allá en cuanto a llevar League of Legends al gran público, ya que no se trata de la quintaesencia del género metroidvania precisamente.
Convergence es un metroidvania correcto, como hay muchos en la actualidad. Si te va el género, esta es una buena oportunidad de dar unos cuantos saltos, espadazos y darle a aquello del backtracking. Sin embargo, le falta un extra de carisma para resultar memorable para un público más general. El juego de Double Stallion hace poco para resultar novedoso o llamativo en términos técnicos, jugables o narrativos, y eso hace que sea una oportunidad desaprovechada para trascender el género o al público del propio League of Legends, que seguro saltarán de cabeza a esta propuesta sin demasiadas aristas.