Dead Island 2, 10 años después los zombies vuelan del Caribe a Los Ángeles
Después de diez años llega la secuela de Dead Island, uno de los juegos de zombies más excesivos y divertidos que recordamos
Un sandbox divertido y lleno de acción que tiene muchas cosas buenas y algunas sombras
Hay momentos en los videojuegos que quedan en tu retina para siempre. Ha pasado ya más de una década desde que Deep Silver nos dejase con la boca abierta con aquel tráiler de Dead Island que nos presentaba un juego que en principio no iba a aportar nada nuevo a un género tan trillado como el de convertirte en un superviviente en el apocalipsis zombi. Las novedades que nos traía era la ambientación, un espectacular resort vacacional en el caribe, y una puesta en escena de esas que son imposibles de olvidar.
Aquel teaser de presentación, mostrado de atrás hacia delante, empezaba con una niña muerta tirada en el césped. Pocas veces nadie se había atrevido a representar la muerte con esa crudeza en niños. Deep Silver lo hizo y tanto eso como la manera de traernos aquella primera película hizo que el trailer estuviese en boca de todos en cuestión de horas. El juego que llegó poco después era lo que los fans esperábamos. Horas de paseos por bucólicos paisajes caribeños mientras rebanabas miembros a los no-muertos que se te cruzaban, mucha acción y mucha diversión.
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Dead Island 2 llega cuando han pasado más de diez años, lo que quizá le valdría para renovar el entusiasmo por descuartizar zombis, pero por el camino hemos visto infinidad de versiones y revisiones del juego original, lo que si bien es bueno para que los que no lo probasen en un primer momento hayan tenido opciones más que de sobra para acercarse a él, desde el punto de vista puramente egoísta, es un mal dato para este Dead Island 2 porque le aparta del camino de la sorpresa y nos pilla a todos con las ansias por volver a enviar a los no-muertos al agujero del que no debieron salir bastante repletas. Si esto afecta o no a la valoración general del juego es algo que veremos enseguida, pero desde luego no ayuda a que cojamos este título con más ganas.
Zombies en mundo abierto para la nueva generación
Pero vamos a empezar por el principio. Ya sabes que Dead Island 2 es un sandbox puro en con combates que no te van a dar respiro y salpimentado con una pizca de puzzles muy sencillos. Es decir, la misma base y la misma manera de ejecutar el juego que en la anterior entrega. Lógicamente hay cambios sustanciales, no en vano han pasado dos generaciones de consolas desde la llegada de aquel. Lo primero es el aspecto gráfico, que aunque en principio puede parecer más de lo mismo, una rápida comparativa te va a dejar a las claras la mejora en este aspecto de esta nueva entrega. Las caras de nuestros enemigos, la forma en la que los golpes causan daño estético en sus caras y en sus cuerpos y el detalles de todos los escenarios en general dejan claro que en esto sí se nota el cambio generacional y el paso de los años, en este caso para bien.
Una de las novedades de la entrega que tenemos entre manos es la elección de personaje. Algo que en lo personal no me ha gustado mucho por lo histriónicos y sobreactuados que resultan. Puede parecer una tontería, pero incluso en juegos fantásticos como este, con una trama imposible, agradezco una conexión con el mundo real. Con estos personajes y su personalidad tan caricaturesca es difícil que esto te ocurra, y aunque a buen seguro habrá quien prefiera este tipo de personajes, rompe con la línea anterior y aunque en el desarrollo de la partida no influye tanto como en principio puede parecer, no ayuda nada a meterse en el papel de nuestro jugador, sea cual sea el elegido.
Y es que las opciones que tenemos intentan, con éxito, adaptarse a todo tipo de jugadores. Desde el tanque Ryan, que será el elegido por los jugadores menos sutiles hasta Carla, la más ágil del grupo y que será la elegida por aquellos que van a dar prioridad a esquivar a los enemigos y evitar los enfrentamientos. El resto de opciones, tres más. cubren las suficientes combinaciones como para que nos sintamos a gusto con nuestra elección. Aparte de afectar a nuestra forma de jugar, la elección de personaje no tiene más incidencia en la historia, por lo que se pierde una buena oportunidad de añadir rejugabilidad al título.
Cambiando el resort caribeño por las calles de L.A.
Si hay algo tan importante como la jugabilidad en este tipo de juegos es el escenario en el que se desarrolla. Un toque de originalidad le puede aportar al juego un añadido que lo eleve un poco más allá de donde debería estar. Algo que pasó muy claramente con la primera entrega, y que no repite en esta edición. Esta vez hemos cambiado las paradisíacas playas caribeñas del resort aquel por las calles y localizaciones de Los Ángeles. El cambio de paisaje es completamente entendible, con la intención de huir de la repetición, pero este no es el problema. Aunque el mapeado es bastante más extenso en esta segunda parte, y aunque resulte extraño que así sea, perdemos libertad. La perdemos porque el terreno sobre el que jugamos no se compone de una pieza si no que se trata de mapas independientes unidos mediantes accesos y cargas independientes. Es posible que esta decisión sea técnica, pero la sensación que nos deja jugando es que estamos en un juego que cuenta con un puñado de mapas pequeños para componer un total más grande, lo que en la práctica restringe mucho nuestra libertad de movimientos.
Una vez en cada escenario (el barrio de mansiones de los ricos, estudios de cine y otro buen puñado de puntos característicos de la ciudad angelina) es verdad que el detalle de recreación es mucho mayor, y es muy divertido entrar en las mansiones o las caravanas de los estudios a recoger materiales, porque ese humor característico de la serie se ha potenciado. Sin querer dar ningún detalle, sí podemos decirte que te fijes en las fotos, en los textos y en los carteles que te encuentres por los escenarios porque alguno te sacará una sonrisilla.
Y decimos que tienes que recoger materiales y dinero porque son indispensables para la creación y reparación de nuestras armas respectivamente. Con los primeros podemos aplicar mejoras como la electrocución, el fuego o la contundencia que convertirán un simple cuchillo de cocina en un arma letal con la que acabar con nuestros enemigos. Además, estas modificaciones nos van a permitir usar el entorno a nuestro favor cuando las hordas de enemigos nos superen, que no serán pocas veces. Por ejemplo, un charco de agua procedente de una tubería rota cubre el suelo de la calle por la que se acercan zombis y tú tienes en la mano un machete electrificado. No hay que contarte lo que pasará si en lugar de atacar la cabeza del no-muerto usas tu arma para golpear el suelo. Subidón de experiencia y de adrenalina al instante. Lo mismo se puede aplicar a las armas con fuego y los charcos de gasolina. Y si no hay charcos de gasolina o de agua puedes crear uno con esos bidones que te irás encontrando estratégicamente repartidos por el mapa.
Esto te va a permitir cerrar zonas cuando te veas en problemas, y es que Dead Island 2 tiene un punto de dificultad bastante más elevado que su anterior entrega, lo que resulta en un juego más exigente para todos los jugadores pero también más satisfactorio cuando superas los retos que te propone. El elemento de exploración y de resolución de pequeños puzles es importante y tiene más presencia que en la primera parte, pero aquí lo complicado de verdad es acabar con vida en uno de esos ataques programados que el juego nos tiene preparados en momentos clave de nuestra aventura.
Hemos hablado hace un momento de los puntos de experiencia, y es que Dead Island 2 tiene también su toque rolero con habilidades que iremos desbloqueando a medida que vayamos ganando esos puntos. Hay habilidades exclusivas para cada uno de los seis personajes elegibles al principio mientras que otras son comunes a todos. Para poder aplicar la habilidad, que vienen representadas en forma de carta debemos cumplir dos requisitos. Por un lado encontrar o comprar dicha carta y por otro contar con el nivel suficiente para poder equiparla. Algunas sustituyen a otras, como el bloqueo o la esquiva, aunque puedes probar y cambiar a tu antojo estas habilidades. Si tu personaje es ágil pero débil funcionará mucho mejor esquivar que bloquear, y al revés si has elegido a alguien tipo tanque.
Todo esto nos ayudará a acabar con la pequeña variedad de zombis que nos encontraremos por el camino. Desde los más normales que se arrastran o caminan a los corredores que nos atacarán sin piedad, también en su versiones de fuego o cubiertos de pinchos e incluso los más temibles, los aplastadores. Zombis que en su vida fueron culturistas y que por algún motivo su cerebro recuerda cómo golpear fuerte a su nueva víctima. Estos son sin duda los que más tiempo nos van a requerir mientras evitamos sus golpes y aprovechamos los momentos en los que están aturdidos para ir bajando hasta el cero su barra de vitalidad.
En definitiva...
La infernal versión de Los Ángeles y sus escenarios, algunos de ellos como Venice Beach que van a hacer que nos paremos a contemplar el paisaje antes de seguir rebanando miembros, la variedad de personajes y la posibilidad de modificar sus habilidades a nuestro gusto van a hacer que te encuentres con un sandbox cruento y brutal que te va a dar muchas alegrías si eres fan del género. La sombra de Dead Island es alargada, y tapa en parte el impacto de esta segunda entrega. Su dificultad es además un arma de doble filo que puede llegar a desesperar en algunas ocasiones pero en general aporta una experiencia que se disfruta aunque es muy difícil que vaya a alcanzar las mieles que probó su antecesor.
*Hemos realizado este análisis con un código de Dead Island 2 para PS5 proporcionado por Playon.