Análisis de One Piece Odyssey: una aventura sin identidad propia

  • La tripulación del barco más famoso del manga anime zarpa en busca de una nueva aventura RPG

  • One Piece Odyssey nos propone un título de combates por turnos con algunas carencias

One Piece es uno de los mangas/anime más longevos y conocidos que hay actualmente. Una obra llena de aventuras, emociones y de lucha contra injusticias, una oda a la libertad que en 2022 celebraba su 25 aniversario. Para celebrarlo se estrenó la película RED con caras nuevas y otras ya conocidas pero menos vistas y se anunció Odyssey, el juego que nos toca analizar hoy y que da una sensación de nostalgia rara y adulterada que no llega a satisfacer demasiado.

One Piece Odyssey es un JRPG de combate por turnos desarrollado por ILCA y publicado por Bandai Namco Entertainment para las plataformas de PlayStation 4, PlayStation 5, Windows y Xbox Series X/S. Nosotros lo hemos jugado en la PS5 con un muy buen rendimiento.

Un uso superficial de la nostalgia

Empecemos por el principio, la tripulación del Sombrero de Paja navega por el Thousand Sunny cuando ven una isla extraña, rodeando la isla una tormenta de relámpagos empieza a formarse. Gracias a la resistencia de su barco y a sus mecanismos poco habituales consiguen acercarse a la isla pero acaban desperdigados y el barco bastante dañado. En la isla una adolescente llamada Lim, no muy amante de los piratas, los recibe quitándoles sus habilidades y convirtiéndolas en unos cubos de recuerdos que se dispersan por la isla.

Con esto en mente, lo que sigue para Luffy y compañía es explorar la isla y encontrar los cubos, aunque algunos de ellos los teleportarán al mundo de sus recuerdos, volviendo a recorrer localizaciones emblemáticas como Alabasta, Water 7, Ennies Lobby, Marineford o Dressrossa, volviendo a pelear con los enemigos icónicos de esas localizaciones. Sin embargo, como explica Lim al principio, los recuerdos se pueden ver alterados con el tiempo y por ende los acontecimientos pueden cambiar, no los importantes pero si el resto. Una idea que se torna excusa conforme vamos avanzando y el camino se desvirtúa dejando a su paso horas de corretear de un sitio a otro como pollos sin cabeza y se saltan secuencias y hechos que hacen de la tripulación lo que son en ese momento.

Jugar con la nostalgia es un arma de doble filo, es fácil hacer que algo guste cuando ya se ha probado antes, pero para ello tiene que ser exactamente igual, en el momento que algo cambia su percepción también. En los mundos de Memoria que hay en One Piece Odyssey se tratan como los momentos importantes o los momentos en los que la tripulación crece, los combates contra los grandes enemigos, obviando por completo momentos emotivos y de crecimiento personal que no son los de Luffy. La mayoría de estos momentos se mencionan en las conversaciones entre la tripulación pero no se ven.

Debido a esto la historia de Odyssey se hace un cúmulo de momentos ya vividos que se vuelven nostalgia por que los fans ya los hemos experimentado fuera del juego. Esta se vertebra sobre una historia floja y simple, que intenta atraer la atención sobre temas que los fans han estado debatiendo desde siempre pero que no tienen mayor transcendencia en el título ni fuera de él.

El uso de los personajes en la historia esta desaprovechado, hay miembros de la tripulación a los que apenas vemos y mucho menos usamos, aunque si no somos fans de ellos en cuestión casi podemos agradecerlo, debido a las mecánicas del juego cuantos más personajes, más caótico puede ser usarlos todos. 

Combates por turnos decepcionantes

Como decíamos al principio, One Piece Odyssey es un JRPG de combate por turnos, que usa la trinidad de tipos que ya se ve en otros títulos como la saga Fire Emblem para generar fortalezas y debilidades. Una fórmula probada que siempre ha funcionado bien pero que Odyssey intenta mejorar con un éxito más bien pobre. Si la virtud de este sistema es una simplicidad que aporta grandes beneficios si se hace uso de él, pero a su vez una dificultad alta en muchos combates debido a las características de los enfrentamientos. En este título se intenta complicar añadiendo otras debilidades y fortalezas con los elementos –fuego, congelación, etc-, a la vez que efectos de estado y demás información, sin embargo carece de lo más importante, darle al jugador la información que necesita para implementar correctamente esos efectos, a la vez que no plantea combates lo suficientemente difíciles para sacarle partido.

También plantea las zonas de combate, en lugar de estar todos los enemigos y aliados en una zona en cada combate hay varias zonas y cada individuo puede interactuar con los que estén en su zona, salvo que alguna habilidad permita lo contrario. La movilidad entre las zonas está limitada, solo te puedes mover si no hay enemigos en tu zona, aunque puede cambiar libremente a los miembros de tu equipo, y no puedes moverte a zonas vacías, siempre a zonas de enemigos. Con una buena ejecución esta característica podría haber dado mucho juego táctico, con algunas limitaciones y otras libertades, sin embargo, en su forma actual no solo no aporta ninguna ventaja si no que limita tus acciones y malgasta el tiempo.

Nos explicamos, en casi cualquier RPG con equipos los cambios están limitados para que cada uno cuente, de hecho muchas veces eso consume tu turno, pero no en Odyssey, aquí podemos cambiar todo el rato sin ninguna limitación salvo que ese personaje ya haya realizado su turno, por lo que es muy fácil intercambiar todos los personajes para dejarlos en las posiciones óptimas desde el inicio de la pelea, algo que no solo desbalancea los enfrentamientos si no que es una pérdida de tiempo, para eso déjame directamente seleccionar donde quiero a cada uno al inicio del combate y ya.

Lo que si hace útiles a estas zonas de combate son los eventos aleatorios que aparecen en algunos combates, que “dificultan” la batalla, aunque realmente apenas suponen ningún peligro y en su mayoría son potenciaciones de experiencia que multiplican de manera exponencial la experiencia que dan las batallas, a tal punto de ser la única forma de subir de nivel de manera notoria. 

Una exploración engorrosa

Aunque la parte jugable no acaba aquí. Odyssey tiene su parte de exploración, escenarios semi-abiertos que podremos explorar para conseguir materiales y accesorios para crear todo lo necesario para la aventura, además de cubos para mejorar las habilidades de la tripulación. En muchas ocasiones deberemos de avanzar un poco para obtener alguna habilidad o llave para volver a recoger algo que no hayamos podido coger la primera vez. A ello se suman algunos retos adicionales en formas de puzzles que no merecen demasiada atención ya que en su mayoría son bastante fáciles y no suponen ningún reto.

Además cada tripulante tiene habilidades especiales que ayudaran en esta tarea, Luffy por ejemplo puede alcanzar zonas secretas, Zoro puede cortar puertas y cofres especiales, Sanji puede encontrar ingrediente o Nami dinero, entre otras. Todas ellas son útiles cuando se explora y todas son un engorro de estar cambiando tripulantes todo el rato, la mayoría del tiempo tendremos en el grupo entre 6-8 compañeros, la interfaz y el juego no están bien optimizados para estar cambiando entre ellos continuamente para recompensas que en general no suelen ser tan útiles pues en su mayoría son ingredientes para alguna receta u objeto de un solo uso.

Para lo que si sirve explorar y completar misiones secundarias –en su mayoría las misiones son engorrosas ya que nos hacen dar vueltas de un lado a otro aun cuando ya está activo el viaje rápido- es para obtener accesorios, elementos de equipo que se colocan a cada tripulante para darles bonos, aunque el sistema es simple, llega a hacerse bastante molesto debido a que se pueden ir mejorar si se unen entre ellos, aunque la potencia depende de probabilidades y del nivel de Nico Robin, la encargada de ello. Además, cada personaje destaca por alguna razón por lo cual el mejor equipo varía entre cada uno y como decíamos antes el juego no da tanta información como para poder sacarle partido.

Rendimiento sin problemas que no aprovecha la potencia Next Gen

Poco se puede decir de la parte gráfica, siendo la mayoría escenarios y personajes que ya hemos visto anteriormente, con la única diferencia que los vemos en 3 dimensiones. Los diseños son los mismos, las animaciones están sacadas directamente del anime, todo se ve genial, aunque no saca el máximo partido a la nueva generación y las muecas de los personajes a veces se ven forzadas. Su estilo como decimos apenas se aleja del manga y el anime, incluso en los nuevos personajes y escenarios, todo se alinea a ese estilo tan propio de One Piece.

Lo peor en este sentido son los cortes cinemáticos que suceden a cada paso y que cortan el ritmo para enseñar escenarios que ya hemos visto antes o para alguna conversación intrascendente.

El apartado sonoro es más de lo mismo, las voces de los personajes en japonés son las de sus propios dobladores, por lo que en eso no pueden fallar. En la banda sonora predominan los que ya hemos escuchado anteriormente aunque hay algunos nuevos para Odyssey, sin ser tan llamativos.

En cuestiones de rendimiento no hemos tenido problemas, todo ha ido fluido sin caídas ni bajones de FPS. Tampoco bugs notables en las 40-50 horas que puede durar el título.

En definitiva...

One Piece Odyssey se enmarca en el universo de un manga/anime que tiene a día de hoy más de 1000 capítulos, en el cual ya hemos experimentado y visto muchas cosas y que lo único que hace es volver a hacernos experimentar parte de esa historia. Una falta de identidad que no solo se aprecia en la historia, también en la vestimenta, los diseños de la tripulación. En cada arco de One Piece la tripulación cambia de vestimenta, se mantienen detalles, pero rara vez usan dos veces el mismo atuendo ya que intentan replicar la esencia del sitio al que llegan, en esta aventura usan la básica de cuando llegaron al Nuevo Mundo.

Una aventura sin alma que intenta rellenar ese hueco con recuerdos adulterados que para nada dejan el mismo sabor de boca de las aventuras originales ni de las visitas que uno pueda volver a hacer al anime o al manga. Que ni siquiera se hace memorable en sus combates por turnos o en sus sistemas de juego.