Análisis de High On Life, pistolas que hablan para un shooter sorprendente
El singular shooter del creador de Rick & Morty mezcla ciencia ficción, humor adulto y malhabladas pistolas alienígenas
High On Life, sin inventar nada nuevo, convence por su estilo, su humor y la enorme personalidad de sus armas
Desde que tuvimos noticias de High On Life, lo nuevo de Squanch Games (el estudio de desarrollo de Justin Roiland, el creador de la mítica serie de animación Rick & Morty), nos enamoramos de su propuesta. Es cierto que faltaba por ver si estábamos ante un shooter divertido, si sus niveles y misiones estaban bien diseñados y si su ‘gunplay’ funcionaba, pero, no lo neguemos, un juego de disparos donde las verdaderas protagonistas son las armas porque están vivas y te dan la turra mientras intentas jugar tenía nuestro corazón ganado desde el principio.
Y ahora que ya hemos vivido la experiencia de High On Life, que ha llegado a Xbox Game Pass desde el día de su lanzamiento, tenemos que decir que lo hemos disfrutado de lo lindo. Es cierto que es un FPS que no inventa nada en el género y no lo recordarás por sus mecánicas, y además cuenta con algunos fallos, pero su ambientación, historia y personajes nos han enamorado. Y su humor, el que puedes esperar si eres fan de los guiones alocados de Rick & Morty, es la guinda que hace que el juego funcione y quieras completarlo.
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Y el hecho de que High On Life es una propuesta fresca, alocada, original y exitosa no solo lo decimos nosotros sino la legión de jugadores que lo han aupado a lo más alto de las listas de juegos más vendidos de este fin de año. Y en el servicio de suscripción de Xbox ha batido varios récords tan solo en los primeros 5 días desde el lanzamiento: se ha convertido en el mayor lanzamiento de Xbox Game Pass en 2022, es el mejor lanzamiento de Game Pass de terceros de la historia y también es el mejor lanzamiento de un juego de un solo jugador en la historia de Game Pass. Ha superado en popularidad a Minecraft en la plataforma. Casi nada.
Las armas son las protagonistas, y lo saben
El planteamiento principal, a nivel de diseño, de High On Life es, en realidad, una respuesta de lo más lógica. En los FPS rara vez vemos al personaje protagonista del juego, ya que se supone que nosotros lo encarnamos y adoptamos su visión subjetiva. Y lo que vemos en el centro de la pantalla de juego es, constantemente, nuestra arma sujeta con nuestra mano derecha. Por eso, son las armas las verdaderas protagonistas, las que ‘chupan’ plano todo el rato. Así, en este juego, cobran vida y reclaman para sí mismas la atención que siempre se les ha negado en el género.
En el juego encarnamos a un humano adolescente cualquiera, sin cara, que dedica la mayoría de su tiempo a jugar a videojuegos. Mientras se enfrenta a la perspectiva de un fin de semana sin sus padres en casa, con su hermana mayor organizando una fiesta universitaria desenfrenada, el barrio (y toda la Tierra) se ve atacada por una invasión alienígena. Estos agresivos seres quieren recolectar humanos para convertirlos en drogas psioctrópicas para consumir y vender por toda la galaxia. En mitad del ataque nos encontramos a Kenny, que será la primera de las armas de nuestro historial. Kenny es un gatlian, una especie alienígena muy peculiar que los demás aliens han conseguido utilizar como armas con variados ataques y potencias. Kenny nos teletransporta, con nuestra casa y nuestra hermana incluidas, a un lejano lugar de la galaxia desde donde diseñaremos nuestro suicida plan sin fisuras: convertirnos en un caza recompensas, dominar todo tipo de armas/alien gatlians y vengarnos del cartel alienígena de la droga que amenaza a todo el planeta Tierra.
Con este alocado argumento comenzamos un juego que funciona en todos sus elementos. Es un shooter bien diseñado, sus diferentes armas van añadiendo variedad de situaciones y momentos de combate, cuenta con una divertida variedad de enemigos, niveles de todo tipo y bien diseñados y unos personajes secundarios que añaden la suficiente cantidad de historias absurdas para ir complicando el guion y sacarnos una sonrisa. No es el mejor shooter al que hemos jugado pero es justo decir que todo lo que hace los hace bien, tal vez sin destacar, pero todo está muy bien optimizado.
Las distintas armas que iremos consiguiendo cuentan con diferentes potencias de fuego. Kenny (con la voz del propio Justin Roiland) tiene un disparo común y un disparo secundario que lanza un pegote de moco que sirve tanto para realizar daño a varios enemigos a la vez como para mover plataformas alejadas. Gus es una escopeta genial para distancias cortas y su disparo secundario lanza discos que rebotan entre los enemigos. Creature es un gatlian que se autofecunda y lanza a sus propios hijos contra tus enemigos. Sweezy es una pistola al estilo del Aguijón de Halo y Knifey es un cuchillo psicópata que solo quiere rajar a la gente. A Knifey le tendremos desde casi el principio como arma secundaria y nos servirá también para usarlo como gancho para balancearnos o alcanzar plataformas elevadas.
Al final, utilizaremos a las armas a nuestro gusto y dependiendo de los enemigos y niveles, pero lo mejor de ellas es que no paran de hablar, soltar chistes, palabras malsonantes y barbaridades políticamente incorrectas y obscenas. Es un humor excesivo muy del estilo de Rick & Morty y, además del as referencias sexuales y escatológicas, tienen muchas referencias a los clichés del a ciencia ficción, la cultura popular y los videojuegos y tienden a romper la cuarta pared constantemente. Lo interesante es que el juego cuenta en sus ajustes con un selector del ‘nivel de turra’ de las armas. Podemos personalizarlo para que hablen mucho, poco, nada o de manera habitual.
Pero aquí tenemos que destacar que el juego no está doblado al castellano, por lo que mantiene las voces de los actores originales (tanto Roiland como el resto de los humoristas estadounidenses que ponen voz a las pistolas). Es cierto que el juego cuenta con subtítulos en nuestro idioma, pero a no ser que tengas un alto nivel de inglés, te perderás mucho o casi todo lo que te cuentan las armas, que hablan extremadamente rápido y con toda la jerga y los juegos de palabras yanquis que puedas imaginar. Y, como podrás suponer, los momentos de acción no te permiten apartar mucho la mirada de los enemigos como para leer los subtítulos, que además se suceden a velocidad de vértigo, con un tamaño de fuente minúsculo y con un montón de fallos que hacen que se superpongan cuando hablan diferentes personajes a la vez. En definitiva: es muy difícil disfrutar al 100% de la experiencia diseñada por sus diseñadores si no dominas el inglés.
En definitiva…
High On Life es un shooter muy divertido, con momentos geniales y con unos personajes realmente carismáticos (sobre todo las protagonistas del juego: las armas). Sin inventar nada en el mundo de los FPS todo funciona bien y puede seru n. reto interesante si te gusta le género. Pero su fuerte está en su sentido del humor, sus chistes y su alocada historia espacial. Si superas la pega de que toda la verborrea de sus armas es en inglés y no te molestan los chistes de mal gusto de su deslenguado arsenal, vas a divertirte. Si eres fan de Rick & Maty, ni lo pienses, este es tu juego.