Hay sagas que duran, y sagas que perduran. Las primeras nos visitan habitualmente, en algunos casos cada año. Las segundas desaparecen de las tiendas tras un tiempo, pero no de nuestra memoria. Este es el caso de Dead Space, una serie enmarcada en el género del survival horror que fue capaz de reverdecer los laureles de este tipo de juegos hace ya más de una década. Visceral Games, los responsables de estos títulos, también desaparecieron no mucho después de lanzar Dead Space 3, tras el fracaso de sus proyectos posteriores.
Por supuesto, ese no fue el final de las cabezas detrás de las aventuras de terror espacial de Isaac Clarke, ya que se mudaron en buena medida a Sledgehammer Games, entrando así en la rueda de Call of Duty y alejándose de los patrones que les encumbraron. Quizás por eso Glenn Schofield, líder del estudio, decidió buscarse las castañas por su cuenta y volver a los orígenes. Fundó entonces Striking Distance Studios, y se puso a trabajar junto a Krafton en su particular vuelta a los orígenes: The Callisto Protocol.
Con estos antecedentes es fácil imaginar lo que podemos esperar de este juego que hoy nos ocupa: sustos, acción, ciencia ficción de la máxima calidad, y un apartado técnico cuidado hasta el más mínimo detalle. Si tú, como nosotros, también habrías apostado todo al rojo, y a que el primer juego de este estudio seguiría ese patrón, tenemos una buena noticia. The Callisto Protocol no se desvía lo más mínimo de eso, para lo bueno y para lo malo. Por supuesto, te lo contamos con más detalle.
La historia y ambientación de esta obra puede sonar un tanto manida, pero resulta de lo más efectiva. Somos Jacob Lee, un mero camionero espacial del años 2320 que acaba metido en una cárcel espacial de máxima seguridad. Allí despierta con la catástrofe ya bien cocinada: unos monstruos parecen estar tomando la prisión y el caos reina. Como no podía ser de otra forma, consiguimos salir de la celda, pertrecharnos con armamento y, por si no fuera suficiente, aliarnos con un personaje que nos promete ayudarnos a escapar de aquel infierno.
Evidentemente el guión da muchas vueltas, algunas muy manidas y que se ven venir a la legua. Sin embargo lo cierto es que cumple con creces a la hora de dibujar una serie de personajes desesperados, esconder ciertas incógnitas, darnos alguna sorpresa… Y depararnos MUCHOS sustos. De hecho, The Callisto Protocol en mucho momentos parece más una película larga que un videojuego, con escenas narrativas que se encadenan, cámaras forzadas más propias del cine, y conversaciones aquí y allá. Pero eso también está bien. Y es que como si una Horizonte Final de serie B se tratara, todo en este título gira en torno a las expectativas. Pero no a lo que esperas del juego, sino a que nunca sabrás lo que se esconde tras cada esquina, y eso lo hace magnificamente el título de Striking Distance Studios.
Tanto es así que en mucho momentos The Callisto Protocol se pasa con la tensión, hasta hacerla menos efectiva, y parte de la culpa la tiene el movimiento del protagonista, algó lento y torpón en los momentos de exploración, e incluso en el combate. No es algo que impida que disfrutemos del título, pero sí que en ocasiones resulta incómodo movernos como si pesáramos 227 kilos. Es además un aspecto crítico por la propia jugabilidad del título, que gira en torno a los combates cuerpo a cuerpo mucho más de lo que cabría esperar en los survival horror al uso. Imaginamos que al hacer esto Striking Distance busca mantenernos aún más en tensión, al colocar a los enemigos continuamente junto al protagonista, haciendo con ello que nos llevamos algún susto extra, pero resulta un poco engorroso.
Decimos esto primero por la citada falta de agilidad de Jacob Lee, pero también por una cámara demasiado cercana, y por el hecho de que estas peleas cercanas no tienen demasiado intríngulis, y en ocasiones resultan algo injustas. Casi como si estuviera en el guión que tuviéramos que perder vida, y andar por los siguientes pasillos oscuros con una simple línea de vida. En resumidas cuentas, tensión por todas partes, aunque no siempre esté bien llevada.
Al menos, conforme avancemos en la aventura, que dura unas 12 horas, iremos recibiendo más armas y mejorando las que tenemos, lo que nos hará sentir más poderosos, e incluso nos permitirá combatir a distancia. Y aún con esas seguirá habiendo momentos en que The Callisto Protocol te haga trampas para darte un susto, hacerte pupa, y ponerte más alerta que un Millenial sin enchufes cerca.
Por lo general, el título de Striking Distance se conforma con ponernos ante una serie de secuencias de acción, cortes de narrativa y exploración ligera, siempre con mucha casquería de por medio. Encontraremos algún pequeño puzle, pero nada que haga que nuestro cerebro se retuerza más allá de unos simples segundos. Al final The Callisto Protocol es más un reto para tus nervios y habilidades de combate que cualquier otra cosa, y sobre todo lo primero lo hace muy bien. Cómo título de terror estamos ante una obra excelente, por cómo sabe gestionar la tensión, por la magnífica ambientación que propone y por su excelente acabado técnico. Podría ser más ágil y, quizás, algo más variado, pero Glenn Schofield sabe que aquí hemos venido por los sustos y por las visceras (nuestras o de nuestros enemigos) que acabarán esparcidas por el escenario.
Las similitudes con Dead Space son evidentes, pero aún así el título de Striking Distance consigue tener entidad propia. Hay temas y tramas comunes, enemigos similares, momentos de desmembramiento… Pero el foco en cada título es distinto, y la jugabilidad también es diferente en cada caso. Si llegas aquí porque amaste la serie de Electronic Arts y Visceral Games, The Callisto Protocol no te va a decepcionar, a pesar de sus aristas.
Siendo completamente sinceros, lo que más gratamente nos ha sorprendido de The Callisto Protocol es su espectacular propuesta gráfica. Lo hemos jugado en Xbox Series X, y aunque en un primer momento encontramos problemas de rendimiento, lo cierto es que sucesivos parches han arreglado el lanzamiento y llega funcionando casi a las mil maravillas (aunque hemos seguido encontrando algún pequeño bug de menor importancia). Los modelados son de calidad fotorrealista, los escenarios ultradetallados, las animaciones faciales y corporales casi perfectas… Pero es la ambientación la que se lleva la palma. Las luces entrando por un cristal sucio, las partículas de suciedad en el aire, la ceniza de un incendio cercano reflejadas sobre un charco de sangre… Simplemente espectacular y, nos atrevemos a decir, que de lo más ‘next-gen’ que hemos jugado en 2022. Además el juego ofrece dos modos gráficos en consolas potentes, permitiendo funcionar a 60 FPS con menor nivel de detalle, o a 30 FPS con unos graficazos de esos “que quitan el sentío”.
En términos sonoros el acabado también es de AAA, con una salvedad que nos ha resultado incómoda: el doblaje al castellano. No es que esté mal realizado, ya que tiene mucha calidad, pero sí está desincronizado respecto a la acción, sacándonos de situación en muchas de las cinemáticas iniciales. Tras esto, en nuestro caso, cambiamos las voces a inglés, con subtítulos en castellano, y se resolvió el problema. En cuanto a la banda sonora, es mínima, dejando que The Callisto Protocol juegue a “ser de verdad” casi todo el tiempo de juego, como deja bien claro el hecho de que toda la interfaz que vemos esté anclada en la ‘realidad’ del juego. Al final, lo que Striking Distance ha buscado es maximizar la inmersión del jugador, y por eso el combate cercano, la propuesta cercana al cine, el peso de la narrativa, etc.
Voy a empezar las conclusiones concediéndome la licencia de hablar en primera persona. Y es que después de jugar a The Callisto Protocol recomendaría a mi yo de hace un mes comprarlo 17 veces si hiciera falta. Disfruté como un enano con Dead Space, y los survival horror siempre han estado dentro de mis juegos favoritos. Además la ciencia ficción siempre me ha llamado, y la propuesta de Striking Distance se adapta como anillo al dedo a mis ‘necesidades’. Puede que no sea perfecto, y que el prota se mueva cual robocop, o que el combate pudiera ser más ágil, o que el juego no me hiciera trampas para ponerme aún más de los nervios. Pero es que hasta eso me ha acabado gustando. Quiero más juegos como The Callisto Protocol, valientes y que se atreven a revisitar y renovar géneros y propuestas que creíamos conocer ya. Aunque bueno, en realidad lo que quiero ahora mismo es The Callisto Protocol 2, aunque para eso va a tocar esperar.