'Viatjant amb Chester', ¿en qué lado te quieres sentar?
cuatro.com
07/11/201412:04 h.El 9N también ha llegado a “Viajando con Chester”. Uno de los días marcados en rojo en la agenda política nacional no podía pasarle por alto a Risto y su inseparable sofá. Sin embargo, en esta ocasión no serán los altos representantes políticos y sus ideas sobre la independencia o la unidad quienes tengan la ocasión de exponer y debatir sus argumentos. “Viajando con Chester” se embarca en una travesía por la línea fronteriza que separa Cataluña de las comunidades y países limítrofes para conocer las opiniones de los primeros implicados, físicamente hablando, en la posible independencia de Cataluña. Ciudadanos anónimos y representantes políticos de pequeñas poblaciones, acostumbrados a cruzar diariamente fronteras imaginarias, protagonizan este programa especial, “Fronteras catalanas”.
Para este viaje tan excepcional, donde los puntos de vista y las opiniones son tan dispares, Chester¸ el involuntario tercer protagonista de cada programa, ha optado por “secesionarse” en dos, una mitad con la bandera española y otra con la senyera catalana. La pregunta implícita en su tapicería, y con la que recibirá a todos sus invitados, está clara: “¿En qué lado te quiere sentar?”. En el lado opuesto del sofá (ya sea el lado catalán o el español) Risto irá recibiendo a los 13 invitados que explicarán sus diferentes puntos de vista, a pie de frontera, respecto a la independencia de Cataluña. ¿Repetirán argumentos ya usados desde las altas esferas de Madrid y Barcelona o, por el contrario, enseñarán que en los límites geográficos este tema se vive distinto?
Primera parada: Puente Montañana, un pueblo partido por la mitad
Risto y Chester llegan a la frontera de Huesca y Lérida, hasta Puente Montañana, un pueblo partido, literalmente, en dos. Hay casas con el salón en Aragón y la cocina en Cataluña. Aquí el concepto frontera es cuanto menos difuso, pues sus vecinos se pasan el día atravesándolas sin darse cuenta. Tanto es así que hasta los políticos parecen haber cruzado la línea de sus partidos y se encuentran en el otro lado. Javier Bergua, alcalde de Puente de Montañana (CDF, Convergencia de la Franja) está en contra de la independencia; Mercè José, concejala del PP, está a favor. Y entre medias, Toñet Ferro, un pastor ya entrado en años, que tiene respuestas para todos: “A mis ovejas nadie las pedirá pasaporte. Pastarán como siempre, donde esté la mejor hierba”.
Xavier Ricou, periodista, pondrá el punto sobre la í en tan controvertida cuestión y hará cambiar de parecer a Risto en más de una ocasión. Y de dos. Y de tres.
Segunda frontera: El Valle de Arán, independientes de la independencia
Lo que Risto y su sofá encuentran en uno de los enclaves más hermosos de la geografía peninsular es cuanto menos sorprendente. Aquí no hay polémica sobre si se sienten franceses, catalanes o españoles. La respuesta es mucho más sencilla (y compleja a la vez): son araneses. Y punto. Su deseo es lograr la independencia plena. “Los agravios catalanes respecto a Madrid se reproducen en el caso de Arán respecto a Cataluña”, explica Francesc Boya, líder de Unitat d’Aran y senador del PSC. Sobre otra polémica cuestión, la Liga de Fútbol y el futuro de los equipos catalanes, hablará Henry De Laguerie, periodista y corresponsal francés en Barcelona de Radio Europe1: “El Barça ha preguntado de forma muy discreta a ver si puede jugar en Francia. A la gente que le gusta el fútbol en Francia estaría encantada, pero claro…”.
Tercer enclave: Senia, el río que marca dónde te queda el hospital
Alcanar en la margen izquierda; Vinaròs, en la derecha. Cataluña y Comunidad Valenciana con el río Senia como frontera natural. Dos partidos gobernantes, ERC y PP, enfrentados. Y unos vecinos unidos por cuestiones tan básicas como el hospital de referencia al que acuden (Alcanar lo tiene a 30 kilómetros. Vinaròs, sólo a seis) o la lucha contra la plataforma gasística Castor, que afecta a las costas de ambos municipios. ¿Seguiría todo igual con la independencia?
“De nosotros sólo se acuerdan cada cuatro años, cuando toca que nos movilicemos y vayamos a las urnas”, resume Inma Castell, también periodista.