David Muñoz comió algo que le sentó tan bien que despertó su vocación. Y la vocación descubrió un verdadero genio. Hoy es un chaval con cresta, curioso y respondón, tocado por el número tres. En 2013, consiguió su tercera estrella Michelín justo el año que cumplió 33 años. En su éxito, además, hay tres ingredientes fundamentales: su restaurante, su mujer Angela y él.