Al final de la cena de Rocío, la anfitriona se intentaba justificar asegurando que ella había preparado los platós que a ella le gustan. A Rubén no le sentó nada bien esta afirmación comentando que hay que preparar la comida pensando en los clientes, en este caso, en los invitados. “No me extraña que me vaya a mí tan bien en el restaurante”, decía enfrentándose a Alberto que opina que el cliente no siempre tiene la razón. “Todo el mundo sabe que Rubén Solla cada restaurante que abre lo multiplica por 10”, aseguraba el propio Rubén ante las cámaras.