Magdalena dejaba claro varias cosas antes de comenzar su cena: que le encantaban los sustos y que en su casa habitaba un espíritu en el sótano.
Después de los sustos al llegar y antes del plato principal, Yolanda y Vier decidieron dar una vuelta por la casa de la anfitriona para ver que encontraban, sabiendo ya de la existencia del ser paranormal.
Y además, no se les ocurrió otra cosa que bajar al sótano. “Estoy un poco cagado, hablando mal y pronto”, comentaba Vier. Los comensales no daban crédito de lo que estaban viendo cuando, encima, un fuerte ruido les sorprendió: “¡Aquí hay algo, aquí hay algo!”.
La propia Magdalena comentaba después durante la cena que ya le había puesto hasta nombre: “Cuando se porta mal me gusta llamarle Daniel el travieso”.