Durante toda la semana, Lorraine ha demostrado ser una mujer correcta y sofisticada. Por eso, todos esperaban una cena a la altura de su elegancia y una casa que no defraudara. Pero lo que no imaginaban era que la anfitriona vivía en una mansión “de súper lujo”: "Madre mía, qué casoplón. Yo aquí sería Dios”, ha sido la reacción de Vier al entrar.
Para Rodrigo la casa es “grande” y “muy bonita” y, para Magdalena, su compañera es “asquerosamente perfecta”: “Estoy alucinando, qué casa más elegante”.
Eso sí, ahí estaba Yolanda para poner la nota amarga: “Me gusta mucho pero me esperaba algo más sofisticado”, ha dicho antes de afilar los cuchillos contra su compañera.