Halima ha preparado un menú muy natural con un único objetivo: transmitir felicidad a sus invitados. Ella es vegetariana y cree que si cocinas las verduras pierden sus vitaminas y a esto se suma que, como ingeniera química, quería influir en las moléculas. Sin embargo, aunque Halima lo ha preparado con su mejor intención, por el camino ha tenido más de un percance.
La anfitriona esperaba a sus invitados en el jardín, con música en directo y un aperitivo a base de fruta y caipiriña. Halima les recibía con un llamativo vestido rojo con volantes y Macario se quedaba sin palabras nada más llegar: “¡Cómo estás, hija! ¡Viva España!”
Halima le ha puesto tanto cariño y amor como ingredientes. La anfitriona ha cocinado un principal que más que plato parecía una montaña “desastrosa” y “desordenada” de todos los ingredientes que tenía cerca. Ni si quiera Andrés ha sido capaz de definirlo...
Con una capa de luz, un escuetísimo bikini y bailando una especie de danza del vientre. Este es el fin de fiesta que Halima tenía preparado a su anfitriones y todos se han sumado a la fiesta entusiasmados.
Sin embargo, el fin de fiesta no ha hecho olvidar los platos preparados por Halima. Todos los invitados coinciden: excelente como anfitriona, pésima en la cocina.