María sabía que lo tenía complicado para superar el menú de Andrés y que sus platos no eran aptos para dos intolerantes a la lactosa y dos rivales que no comen carne. Sin embargo, se ha puesto manos a la obra y ha preparado un menú lleno de técnica y color. De primero ha realizado un ‘Octopussy’ (Pulpo sobre falso coral y con espuma de patata), de plato principal un ‘Solo para sus ojos’ (Carrilleras al vino tinto) y en el postre se la ha jugado al dorado con un ‘Golden eye’ (Tarta de queso y frutos rojos con peineta de chocolate).
Tras sorprender a sus invitados con su menú, Andrés se lo ha pensado mejor y no ha esperado hasta el último día para contarles a sus rivales que es jefe de cocina de un restaurante. El anfitrión ha aprovechado el cóctel de María para soltar la bomba. A sus rivales les ha sorprendido porque su menú no era espectacular, pero a María le ha puesto nerviosa “Un chef va a valorar mis platos”.
Los anfitriones malagueños estaban impresionados con la técnica y la presentación de los platos de María. Sabían que el postre no podía ser menos bonito y también se han sorprendido al verlo. Macario le ha dejado claro a la anfitriona que el postre le había encantado y ha mostrado curiosidad por el color dorado con el que había decorado el plato y el chocolate. Poco a poco, el ambiente se ha ido calentando. Macario le ha propuesto a María que le pintara entero para después comerle y Halima no se ha resistido a chupar el plato y repartir besos dorados a diestro y siniestro.
Para que sus invitados pudieran mover un poquito el esqueleto, María ha contado con la ayuda de su hija, DJ Claudia, quién ha sido la encargada de poner ritmo a la velada. Tras unos cuantos bailes, María ha querido que sus invitados se atrevieran a decir lo que pensaban los unos de los otros y les ha propuesto un juego de la verdad. María ha intentado que la velada fuera perfecta, pero no todos se lo han pasado tan bien como ella esperaba.