Rocío decepcionó a los comensales como primera anfitriona de la semana. Los cocineros esperaban una cena más elaborada y profesional. “Me parece que este plato es vulgar, de barra de bar, pobre. Tiene que reflexionar y pensar que hoy lo ha hecho mal”, decía Rubén del primer plato que solo le gustó a Alberto. “Si tú eres capaz de sacar un mejillón así a un cliente es para darte de hostias hasta en el carnet de identidad. Te cierran el restaurante”, aseveraba Carmela.
Rocío Sánchez era la primera anfitriona en una semana ‘especial cocineros’ y elaboró un menú que dejó mucho que desear y donde solo se salvó el postre. De entrante: ‘Colores de Portobello’, unos mejillones con salsa de vino blanco. Como plato principal: ‘Torre de Hércules’, pollo con salsa de champiñón y espárragos. Y de postre: ‘Oso y madroño’, un brownie con una salsa inglesa.
Al final de la cena de Rocío, la anfitriona se intentaba justificar asegurando que ella había preparado los platós que a ella le gustan. A Rubén no le sentó nada bien esta afirmación comentando que hay que preparar la comida pensando en los clientes, en este caso, en los invitados. “No me extraña que me vaya a mí tan bien en el restaurante”, decía enfrentándose a Alberto que opina que el cliente no siempre tiene la razón. “Todo el mundo sabe que Rubén Solla cada restaurante que abre lo multiplica por 10”, aseguraba el propio Rubén ante las cámaras.