Novak Djokovic está en el centro de la polémica porque su participación en el Open de Australia pende de un hilo. No se ha vacunado contra el covid, por lo que las leyes del país le impiden cruzar sus fronteras. Pero consiguió una exención médica con la que supuestamente podían entrar al país sin vacunarse, pero al bajar del avión se le anunció que su visado había sido cancelado. Tras apelar la decisión, se encuentra retenido en un hotel, a la espera de que el domingo se comunique la resolución definitiva.
El número 1 del mundo no ha querido vacunarse. Es la postura mayoritaria en su país, Serbia, donde solo ha recibido la inyección contra el covid la mitad de la población.
Pero la de las vacunas no es la única opinión controvertida del tenista. Djokovic es intolerante al gluten, pero la manera en la que la descubrió no parece muy científica. Acudió a un nutricionista, que le dijo que sujetara un trozo de pan con la mano izquierda mientras le presionaba el brazo derecho. Djokovic aseguró que se sintió mucho más débil y cito este hecho como prueba de su intolerancia.
Durante un directo en Instagram, el número 1 del mundo afirmó que el pensamiento positivo puede limpiar el agua contaminada y añadió que científicos “han demostrado que las moléculas en el agua reaccionan a nuestras emociones”.