La número uno del PP por la alcaldía de Barcelona se desplazó a un mercadillo de la Ciudad Condal para repartir folletos electorales de cara a los próximos comicios del 26 de mayo. La marquesa tardó muy poco en comprobar que en ese mercadillo no estaba su sitio en el mundo, ya que a todos los mercaderes a los que preguntó ninguno quiso uno de los folletos que repartía. Es más, uno de ellos le pidió que “bajaran los impuestos que allí en el mercadillo les están matando”.
Pero al fin pudo conseguir que un comerciante la cogiese la propaganda electoral, y el mercader le prometió “que la llevaría siempre en la ‘mariconera’” algo que desconcertó a nuestra querida Cayetana, pero al menos aceptó su folleto electoral.