La demanda en Países Bajos a un donante de semen al que se le atribuyen, al menos, 550 hijos ha abierto un nuevo debate. ¿Se debería seguir preservando la identidad de los donantes en España? Sobre este tema hemos hablado con Juan José Espinós y María Sellés.
Ella es nacida por reproducción asistida y fundadora de una asociación que pretende poner fin a las donaciones anónimas. Explica que el “vendedor de esperma” hacía venta ilegal a través de Internet y que “el anonimato protege de que las malas praxis salgan a la luz”.
“El derecho a tener una familia no está regulado, pero el derecho a conocer tus orígenes sí que está reconocido por la cara de los niños y niñas de la ONU”, afirma María, que quiere conocer a su donante anónimo.
“Quiero saber quién es por un tema de dignidad y salud mental. No tiene nada que ver con responsabilidades de familia. Este señor no es mi familia, ni mi padre. Yo a mi madre y estamos completas”, declaraba.
Lo que sí considera importante de conocer a su donante es que él es sus “orígenes” y su “identidad: “Tengo derecho a conocer de donde vengo y no para irme a cenar con él en Navidad.