La sombra de la sospecha recae estos días sobre el FC Barcelona, protagonista del llamado ‘Barçagate’. Se acusa al club de haber estado pagando durante años a una sociedad propiedad del exárbitro José María Enríquez Negreira, que en ese momento también ejercía como vicepresidente del comité arbitral. Le habrían abonado más de medio millón de euros entre 2016 y 2018 a cambio de asesoramiento y de informes sobre los colegiados que iban a arbitrar al Barcelona.
Las últimas noticias sobre el caso apuntan a que Negreira podría haber amenazado con destapar el "escándalo" cuando dejaron de pagarle: "Tengo la firme intención de cursar denuncia ante los Juzgados lo que seguro acarreará consecuencias negativas".
José María Caneda, expresidente del Compostela, ha hablado en directo en ‘Todo es mentira’ sobre su experiencia en el mundo del fútbol y habla sobre presuntas prácticas ilegales entre los clubes y los árbitros.
“Hay que ser muy burros”, ha comenzado, refiriéndose a los papeles que demostrarían los pagos del Barcelona a la empresa de Negreira. “Otros clubes lo tienen, pero lo pagan en B”, ha añadido, señalando tanto a los azulgrana como “al resto de equipos grandes”.
Caneda también ha hablado de presuntos actos ilegales previos a los partidos que implican al Barcelona y al Getafe, entre otros. “Cuando nosotros [el Compostela] estábamos prácticamente salvados y el Barcelona era campeón de Liga, el presidente millonario del Salamanca le da 500 millones de prima a los jugadores del Barcelona por dejarse perder. La recibían Figo y compañía. Y no pasó nada”.
También ha dicho que el presidente del Getafe “quería comprarme un partido” y que al final “compró al árbitro”, que le dijo: “Señor Caneda, 15 millones gané hoy. No los gané en todo el arbitraje”.
Caneda ha asegurado que ha denunciado hechos como estos varias veces, pero que nunca pasó nada a los clubs presuntamente implicados: “Este tipo de prácticas llevan toda la vida en el fútbol, desde que yo me acuerdo”. También ha hablado de presuntos regalos de los clubes a los árbitros: “Nunca se regalaron tantos relojes de oro como aquel entonces”.