Parece ser que Elon Musk sigue empeñado en hundir Twitter. El magnate sigue siendo noticia por sus más que cuestionables decisiones tras convertirse en el principal accionista de la red social. El último escándalo lo han protagonizado sus empleados de la sede de San Francisco, en Estados Unidos, en cuya fachada los trabajadores le han dedicado al de Petroria calificativos nada cariñosos.
"Bebé en bancarrota", "parásito supremo", "grano petulante", "aprovechado del apartheid", "Karen del espacio" "la prueba de que Musk es idiota" y "niño mediocre" son solo algunos de los adjetivos que los trabajadores de Musk le dedican de manera pública.
Y es que hace tan solo unos días el magnate dio un golpe en la mesa y mandó a sus empleados un correo electrónico en el que informaba de que quien quisiera seguir en Twitter debía aceptar el modo hardcore, o lo que es lo mismo, estar disponible las 24 horas del día, los siete días de la semana.