A principios del año 2007 se encontró el cadáver de Miguel Grima, alcalde de Fago, en el fondo de un barranco. Un homicidio en el que todos los vecinos del municipio eran sospechosos, en una especie de 'Fuenteovejuna' moderno, dio lugar a una investigación policial que paró la vida del pueblo durante más de tres semanas. Un caso contado desde la piel de Inma, la única mujer de la unidad que se desplazó hasta Fago.