Sara es una persona muy sensitiva “se me ponen los pelos de punta solo con dar la mano a alguien”. Se dedica al mundo de Tarot, pero todavía no se ha atrevido con las limpiezas espirituales “mi abuela tiene dones espirituales y creo que lo he heredado de ella, es mi bruja favorita”. Es bisexual, pero solo ha estado con chicos y tiene ganas de conocer a una chica “me gustaría que fuera risueña, menudita, alegre…”.
Paula, su cita, en ‘First Dates’, no cree en Dios, pero siente que si hay una energía que mueve el mundo y siente pasión por el mundo del Tarot. El verano pasado conoció a una chica y se dio cuenta de que le gustaban las mujeres. Al verla, Sara se ha llevado una alegría porque le ha parecido muy guapa. Una alegría compartida porque a Paula le ha encantado que fuera tarotista “cómo ser parece esta chica a mí, loco”.
Eso sí, cuando le ha dicho que era de Madrid pero que se había ido a vivir a Torrevieja, le ha descuadrado por completo “¿Dónde está Torrevieja? Por encima de Despeñaperros, seguro”. Ella está estudiando Educación Social y es de un pueblecito de Málaga, igual que el abuelo de Paula. Todo coincidencias, igual que la cita de Blanca y Fernando.
La cita ha comenzado hablando de horóscopos y las solteras han tenido la sensación de que sus signos zodiacales se gustaban tanto como se habían gustado ellas “Tauro y Escorpio, dicen que son los que más se atraen”. Las dos tienen casi la misma edad y al saberlo, Sara se ha lanzado a decirle que era guapísima. La madre de Paula echa las cartas y ha querido que su cita le contara todo sobre el tema “es la nuera perfecta para mi madre”.
Para las dos, la familia es muy importante y han comenzado a compartir sus poderes familiares. Sara le ha contado que su abuela tenía sueños premonitorios y Paula le ha confesado que ella también los tiene. Además, le ha contado que también había tenido viajes astrales, pero que le habían dado muy mal rollo “fue parálisis del sueño… no te puedes mover y veía una señora tenebrosa venir hacía a mí, y sentía un mal rollo”.
Hablando de amor, Sara le ha dicho que había estado tres años con un chico y han coincidido en que ninguna había estado con chicas en una relación seria. Las dos son bisexuales, pero Paula tiene claro que hay muchos hombres que están en el siglo XIX en el tema sexual “el sexo no se basa solo en la penetración”. Las dos han congeniado y han sentido que podían ser perfectas la una para la otra.
Sara no ha dejado que Paula le tocara las cartas, pero sí le ha echado las cartas y le ha propuesto que preguntaran sobre ellas. A la soltera le suele echar las cartas su madre y siente que nunca se equivoca. No sabemos si pasará lo mismo en esta ocasión, pero sí que Sara ha flipado cuando la primera carta que ha salido ha sido el dos de copas “una relación estable, esto sí que es un buen augurio”.
En el reservado, las solteras se han lanzado con los besos y aunque Sara le ha propuesto reservarse para cuando salieran, no lo han conseguido. Han comenzado con los besos robados, han seguido con los besos dulces y han terminado con el carmín morado hasta en la barbilla. Las jóvenes han sentido que parecían gemelas, se han gustado mucho “ha sido un flechazo” y se han ido directas para el campo de Málaga “en mi pueblo playa, poca”.