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Investigación Ouija: las sorprendentes consecuencias que sufrieron un grupo de personas tras "contactar con el más allá"

Álex Escolà-Gascón, psicólogo y estadístico, doctor en ciencias de la medición y profesor de metodología en la Universidad Pontificia Comillas, ha visitado de nuevo la nave del misterio.

En esa ocasión, el psicólogo llega hasta ‘Cuarto milenio’ para presentar una novedosa investigación realizada durante dos años sobre el mal llamado juego de la Ouija. ¿Es realmente un juego? ¿Se mueve el cursor, como afirman los participantes? ¿Puede desencadenar fenómenos extraños posteriormente?

La de Escolà-Gascón es la primera investigación de carácter científico realizada en nuestro país acerca de este archiconocido tablero. Tal y como ha explicado él mismo, un grupo de 84 personas se sometieron hace seis años a un exhaustivo estudio sobre su comportamiento antes, durante y después de enfrentarse a una sesión de Ouija. Los hallazgos fueron reveladores.

En concreto, las sesiones de Ouija se realizaron frente a un antiguo hotel abandonado conocido como el "Hotel Colonia Puig", un edificio histórico al pie de la montaña de Montserrat que fue utilizado como hospital militar durante la Guerra Civil Española.

Allí se realizaron un total de 21 sesiones, cada una de ellas con una duración de entre 40 y 90 minutos. Las sesiones se llevaron a cabo de noche, entre las 22:30 y las 23:30 horas, y tuvieron lugar entre los meses de julio a septiembre.

La amenaza que el propio Escolà-Gascón recibió

Tal y como el propio Escolà-Gascón ha reconocido, la Ouija no es un juego tan inocente como algunos creen, especialmente para los creyentes en lo paranormal, como es su caso. En un momento concreto de una de las sesiones ocurrió algo que aún hoy le pone la piel de gallina. El tablero le indicó que no quería que la sesión fuese grabada:

“Salió en una de las sesiones una entidad que no quería que le grabásemos, como si realmente estuviéramos sacando su imagen. Yo dije que en ningún momento se iba a dejar de grabar. La entidad se puso insistente y nos llegó a amenazar diciendo que íbamos a tener un accidente de coche, la amenaza la hizo directamente por mi nombre”.

Lo que el psicólogo y su asistente no esperaban es que esa misma noche efectivamente iban a tener un accidente de coche: “De repente, sin motivo aparente, nuestro coche comenzó a fallar, fallaron luces, empezó a fallar hasta el freno de mano”.