Con el restaurante de ‘First Dates’ convertido en una taberna del Lejano Oeste, Laura, la nieta de Juan de la Cierva, ha conocido a un peculiar vaquero gallego que ha conseguido dejarla muda desde el principio hasta el final de la cita.
Jaime se ha metido de lleno en el papel de vaquero del Western americano para encontrar el amor en ‘First Dates’: Especial Cine’. Nos ha contado que no el ha resultado muy complicado porque su infancia en Galicia fue un poco película de vaqueros también “Los abuelos ganaderos, un poco Western, pero de Rías Baixas”.
Le ha contado a Carlos Sobera que estaba en un momento de cambio en su vida, hasta hacía unos días era químico y trabajaba en la industria petrolera, pero le había invadido la melancolía y lo había dejado todo para irse a hacer el Camino y ver qué le deparaba la vida. En el tema amor, le ha dicho que llevaba “muchas lunas llenas sin sentir el calor de un abrazo”.
Laura, su cita, nos ha confesado que no es muy de películas del Oeste “las plantas rodadoras como que no, soy más de copita de champán en una barra”. Se dedica al mundo de la plástica creativa y se ha quitado el sombrero al ver a su vaquero. La soltera les ha contado que era la nieta de Juan de la Cierva, el inventor del autogiro y Jaime ha sentido que ya sola la podía mirar desde lo alto. Además, le ha parecido interesantísimo que fuera artista y la creadora el Síndrome Cocó “me dedica a desencorsetar a mujeres a través del arte”.
Antes de que les sirvieran el primer plato, Jaime le ha contado que él era evangelista bautista y que trabajaba como predicador en Carabanchel “conduciendo a niños descarriados al seno de Jesucristo. Tenemos un taller de taxidermia, cogemos a perros y gatos muertos del barrio, y los disecamos”. La cara de Laura era de incredulidad total y él le ha soltado un “mentira, te estoy tomando el pelo”. El soltero ha querido comenzar con algo muy basto para que luego todo lo demás sonara mejor.
Superado el shock inicial, le ha contado que estaba a punto de convertirse en un vagabundo durmiendo en una tienda de campaña a lo largo del camino y a ella le ha encantado porque “yo también soy una vagabunda del mundo”. Laura le ha contado que ella también había vivido 2 meses en su coche y él ha sentido que era una mujer valiente y sin prejuicios.
Jugando al Rasca del Amor, Laura le ha dicho que sí había cabalgado alguna vez, pero Jaime le ha confesado que no porque cuando era pequeño “un poni me hizo la circuncisión, soy nenuco de toda esa parte, me lo arrancó todo”. Laura volvía a alucinar con la confesión de su cita y no paraba de decir “¿Cómo?”, pero Jaime ha vuelto a mantener el tipo y se la ha vuelto a colar.
Él ha querido saber en qué papel se vería su cita si vivieran en el Lejano Oeste y la soltera ha alucinado cuando él le ha dicho que la veía de madame de burdel “me ha llamado puta” y le ha dicho que en todo caso madame de bar, pero de burdel no. Eso sí, le ha encantado que él le dijera que era “un rayo de sol en la mañana”.
Jaime también se ha interesado por el Síndrome Cocó y las historias amorosas que había protagonizado durante su etapa en Sudáfrica. Ella le ha dicho que había tenido dos y que una fue con un tal Jack “un sudafricano rubio de ojos azules, guapísimo” que conoció cuando estaba a punto de lanzarse del puente más alto del país. Algo que a Jaime le ha parecido insuperable.
En el reservado, los solteros han vivido su propia película del Oeste. Laura ha flipado al ver que Jaime se dejaba montar, dar con la fusta y que ella manejara las riendas. El soltero ha vuelto a dejarla muda al hacerla creer que le había tocado realizar un desnudo integrar y le ha demostrado que es un tipo realmente divertido al intentar bailar country sudafricano.
En el duelo final, los dos han sacado la pistola del corazón porque es han gustado mucho y han tenido claro que no es nada fácil encontrar a alguien “tan tarada” o con tanta “materia gris” y por supuesto, quieren repetir.