Callejeros es un programa de historias, de personas. Gran parte de su esencia reside en la verdad que los protagonistas transmiten, también, por supuesto, en los grandes momentos que han dejado para el recuerdo, ya sea por tener una personalidad peculiar, por ser especialmente divertidos, personajes entrañables o muy excéntricos, también por regalarnos expresiones que han pasado a formar parte de la cultura popular, incluso cuando hemos olvidado de donde han salido.
Son muchos los momentos vividos en Callejeros que podrían clasificarse como los mejores y cada uno tendrá los suyos, que han pasado a ser repetidos y reproducidos en su grupo de amigos, pero hemos querido hacer una pequeña selección, recoger una pequeña muestra de lo que este programa ha sido capaz de traer a nuestras pantallas y hacer historia.
Una de esas entrevistas que nadie (o casi nadie) ha sido capaz de olvidar es la de Encarnita y su pasión por el Baptisterio Romano del siglo I. Su pasión era tanta que ni siquiera dejaba hablar a su hermana, pero claro “¿A quién no le va a gustar?”. Este es solo un ejemplo de lo señalado antes, una frase dicha sin intención de convertirse en leyenda, pero que todavía de vez en cuando resurge en las redes para recordar a quien la dijo.
“Pim, pam, toma lacasitos”, decía Ares mientras intentaba soplar en un control de alcoholemia que quedaban pocas dudas de que daría positivo. Explicó cómo se había hecho daño en una mano porque “una pared se ha metido conmigo” y también dejó claro que era un patriota, al grito de “Viva España, viva el Rey, viva el orden y la ley”.
En plena salida de metro se entrevistaban con Ramón, “el vanidoso”, quien explicaba cómo había acabado en la cárcel después de un robo a un banco y una huida que le llevó hasta su casa, donde se vistió de Emidio Tucci, porque “soy un vanidoso”.
Si quienes cuentan su historia no dejan indiferente a nadie, los momentos en los que graban algunas intervenciones policiales tampoco lo hacen. Así sucedió con un detenido tras saltarse todos los semáforos de Alicante, quien, además de soltar una larga retahíla de profesiones variadas, rogó que no le hicieran daño, “estoy embarazado”, un embarazo del que dio más datos, porque al parecer estaba de seis meses y de gemelos.
Tampoco parecía dispuesto a quedarse callado Julio, que vendía naranjas en una carretera de Sevilla, porque al ser interrumpida la entrevista por un compañero a través del Walkie Talkie no dudó en espetarle: “¡Cállate la boca, que está aquí la televisión! De momento me cago en tus muertos. Porrero, que te gustan mucho los porros”.
Momentos únicos que pudieron pasar a la historia porque las cámaras de Callejeros estaban ahí, recogiendo esos instantes que cambiaron la vida de sus protagonistas y también de quienes lo vieron. Frases que han pasado a ser de todos, protagonistas anónimos que tenían mucho por ofrecer y que ayudaron a muchos espectadores a soltar una carcajada.