‘Cuarto Milenio’ estrena sección, ‘El archivero del miedo’, y lo hace con un suceso que se ha perdurado a lo largo del tiempo durante 40 años. Se rata de una casa amplia construida después de la Guerra Civil ubicada en Badajoz y Gonzalo Pérez Sarró es quien tiene todos los detalles.
En esta casa vivían seis personas: el matrimonio junto a sus cuatro hijos (dos chicos y dos chicas). Allí vivieron fenómenos extraños, aunque todo se comenzó a focalizar en una de las hijas y en su habitación, donde había un olor nauseabundo. Hicieron varas inspecciones, pero no consiguieron saber el origen de tal hedor.
La madre, ya viuda, ha hablado con Pérez Sarró y le ha confesado lo vivido durante todos estos años en aquella casa: “Me dice que nunca se sintieron en peligro, que no tuvieron miedo, pero sí que es verdad que, en la narración de los hechos, hubo alguno que les produjo escalofríos. “Quisieron comunicarse con aquello para que les dejara en paz”.
También hubo sonidos: derrumbe de cristales y luego no hay nada roto, voces detrás de ellos donde solo hay una pared… Pero uno de los episodios sucedió cuando la familia escuchó un sonido intenso de corriente, acuden a la habitación y ven a una radio encenderse, encienden la luz y se oye un canto gregoriano y el llanto de un bebé y la nana de una mujer. Cuando intentan grabarlo, se detiene el sonido.
La cosa fue a más con el paso de los años y la familia comenzó a visualizar presencias. Hay dos casos más importantes: uno de ellos, la madre ve una sombra, a un personaje anciano encorvado, vestido con una bata, que al pasar hace caer las hojas de las plantas; otro de ellos, cuando una de las hijas comenzó a gritarle a la pared ‘manifiéstate’, tras haber visto una sombra con figura humana.