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Cómo decir no y rechazar a alguien en la primera cita

A las citas se acude con la ilusión de comenzar una bonita historia (en la mayoría de los casos, también pueden ser para disfrutar de un encuentro fugaz), por eso cuando la conexión no es la esperada nos encontramos con el mal rato de tener que decirle a la otra persona que no estamos interesados. 

Hay ocasiones en las que es evidente que no ha existido esa química, ambos lo saben y ninguno está dispuesto a vivir un segundo encuentro igual de incómodo que el del primero. En otras ocasiones, las bases que se establecen en esa primera cita son las de una amista, pero sin la chispa necesaria para que se convierta en otra cosa. Si ambos lo sienten así, las cosas serán mucho más sencillas. 

No obstante, el problema llega cuando esta falta de química solo llega por una de las partes, es entonces cuando le tocará armarse de valor y dejarle claro a la otra persona que esa cita no acabará en beso y que un segundo encuentro nunca va a producirse. Una situación que no es nada sencilla, que puede dar lugar a un momento incómodo, pero por la que es necesario pasar si queremos cuidar nuestros propios sentimientos y emociones. Eso sí, nadie dijo que fuera sencillo.

Por qué nos cuesta decir no

Para muchas personas, poder decir que no con tranquilidad no es nada sencillo, rechazar una propuesta o negarse cuando le piden ayuda se convierte en un problema. En general, esto suele venir provocado por inseguridades, infravaloran sus propias opiniones, necesidades y deseos.

En un primer momento, se produce una sensación de bienestar, porque se acepta lo que se considera una obligación, pero después aparece la parte negativa, porque al priorizar los sentimientos y necesidades de los demás, llegan los sentimientos de soledad y de vacío. Para evitar dejar nuestras propias necesidades aparcadas, es importante aprender a decir que no, lo que al principio puede no ser nada fácil, porque hace que nos sintamos egoístas. 

Todas las veces que cedemos, son tiempo, energía y recursos que no dedicas a lo que de verdad deseas. Esto es aplicable a cualquier aspecto de la vida, pero mucho más a las citas, sobre todo si no ha sido cómodo o no ha servido para crear una conexión especial, un deseo de seguir conociéndose. Puede llegar a resultar desagradable acabar la velada con un beso que no se desea o quedando para un nuevo encuentro al que no se quiere ir. 

Aprender a decir que no es también un arte, porque herir los sentimientos de la otra persona no es algo que se desee hacer, pero tampoco tener que renunciar a los tuyos. 

Cómo rechazar a alguien en la primera cita

Si los sentimientos de la otra persona nos importan, es esencial ser sincero, lo que no quiere decir ser cruel. En ocasiones se confunde la honestidad con la rudeza y no son lo mismo, herir los sentimientos de la otra persona por no querer cuidar la forma en la que decimos lo que pensamos, no te hará sentirte mejor. 

Intenta ser amable y respetuoso, pero también directo y firme. Dejar las cosas abiertas cuando tienes claro que no habrá un segundo encuentro no es buena idea, la otra persona puede hacerse falsas esperanzas y entonces el golpe será mayor cuando no suceda. No obstante, esta estrategia de posponer la respuesta puede ser una buena opción si nos sentimos presionados o sobrepasados. 

Pensar en los sentimientos de la otra persona es esencial, pero también mirar por nosotros mismos. Si necesitas algo de tiempo para procesar tus emociones, poner en claro lo que sientes y encontrar la mejor manera de hacer las cosas para ambos, no es necesario aceptar lo que te proponga, pero puedes emplazarle a discutir la posibilidad más adelante. 

El lenguaje corporal que empleamos también da señales, por eso debemos cuidar el tono de voz, evitando que sea de lástima o de burla, o los gestos que hacemos. En ocasiones tenemos que cambiar nuestra actitud hacia la otra persona porque está mandando el mensaje equivocado sin querer, como si tenemos un mayor contacto físico de lo que pretendíamos. 

Es importante saber lo que vamos a decir y hacerlo de tal manera que dejemos claros nuestros sentimientos, siendo sinceros y empáticos con la otra persona, pero también firmes, que su insistencia no nos haga dudar de nuestras decisiones. Decir ‘no’ no siempre resulta sencillo, pero es necesario para no vernos en una situación que no deseamos en el futuro. 

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