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Cómo decirle a tu cita que no te gusta: la mejor forma según los expertos

Una cita puede ir muy bien, sentir mucha química y ganas de conocer más a la otra persona, de quedar de nuevo, conocer más detalles sobre su vida, su manera de pensar y su forma de hacer las cosas… pero también puede acabar mal. Esto no quiere decir que se tengan ganas de salir huyendo, también se puede dar la situación de que la otra persona no sea de nuestro agrado sin motivo aparente, que no sintamos que nos interesa como para tener un futuro en común. 

Mientras que el primer escenario es el deseado, que nos lleve a acercarnos y despedirnos con un abrazo, un beso o una segunda cita planificada, el segundo es un poco más complicado de gestionar, sobre todo porque nadie quiere herir los sentimientos de la otra persona, pero tampoco embarcarse en una relación que no se desea por no ser capaz de hacerle saber que no estamos interesados. 

Hacer las cosas bien se convierte en una necesidad, pero no siempre nos resulta sencillo. Para algunas personas, decir que no es un problema y muchas otras temen no saber hacerlo de una manera adecuada, haciendo que nadie salga lastimado. 

No siempre nos resulta sencillo decir ‘no’, pero hay personas para quienes es especialmente complicado, sobre todo por el sentimiento de culpabilidad que esto produce, por miedo a hacer sentir mal a la otra persona o porque rechazarle te hace sentir que estás siendo egoísta. Es importante tener claro qué quieres tú, que sientes tú y tus necesidades y en función a eso aprender a actuar con la otra persona. No rechazarle por el miedo a qué pensará de ti no es una buena idea para ninguno de los dos. 

Como rechazar a tu cita de la mejor manera posible

Es importante tener en cuenta que saber decir que ‘no’ es clave para nuestra calidad de vida. “Aprender a decir no es necesario para respetarte a ti mismo, manteniéndote fiel a tus propósitos y prioridades”, explica Úrsula Calvo, experta en Mindfulness e Inteligencia Intrapersonal. “Solo así podrás evitar acabar atendiendo los propósitos o prioridades de otras personas, probablemente desatendiendo los tuyos propios”. 

Ser amable siempre es la mejor opción, aunque si ves que tu amabilidad se está pudiendo confundir con amor, es el momento de un cambio de actitud a otro un poco más cortante, que no de la impresión de que esa cita pueda dar lugar a una segunda. Si la otra persona entiende el mensaje, el trabajo estará hecho, pero si se muestra insistente, es mejor cambiar de estrategia a otra más directa. 

“En cuanto tengas claro que quieres decir no, no demores tu respuesta y hazlo en cuanto puedas”, explica Calvo. En ocasiones tendemos a alargar las cosas, dando respuestas un poco ambiguas o que nos dejen la puerta abierta a reflexionar, poder decir que no más adelante. Si la respuesta está clara, lo mejor es evitar dejar abierta esa posibilidad con frases como “lo vamos viendo” o similares. 

Si esto ha pasado, no quiere decir que tengamos que aceptar nuestro destino, está permitido cambiar de opinión, pero, una vez más, la clave está en la comunicación. “Nunca es tarde para rectificar”, nos recuerda la experta. “Lo mejor en estos casos es explicarle a la persona con quien te habías comprometido tu nueva decisión, exponiéndole tus motivos. Al comunicarte de forma asertiva y desde el corazón, generarás más empatía en los demás y apoyarán tu decisión”.

La mejor estrategia para rechazar a una posible cita es mostrarnos amables, pero firmes. No es necesario decirle directamente que no nos gusta, pero podemos señalar que no vemos futuro a esta relación o que, a pesar de lo estupenda persona que nos ha parecido, no somos compatibles.

Frases hechas que pueden ayudarnos a poner las cosas claras y evitar que ninguno de los dos se lleve la impresión que no es, porque sin duda compartir nuestros pensamientos cuando tenemos las cosas claras será la mejor manera de evitar hacer daño a la otra persona o hacernos pasar un mal rato más adelante. 

Hay que ser firme y no dejar lugar a dudas, pero no intentar hacer daño con nuestras palabras, incluso si la otra persona intenta persuadirnos. Tener claro nuestros sentimientos y ser capaz de hacérselos saber a la otra persona sin dejar que nos manipule es esencial, sé directo y sincero y no des un paso atrás, has tomado esa decisión por algo y tus motivos son tan válidos (o más, porque son tuyos) que los de la otra persona. 

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