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David perdió a sus padres y a su hermano en accidentes de tráfico y él casi muere por conducir bebido: Ahora se dedica a concienciar a otros para que no lo hagan

Cuando David tenía 19 años, un coche chocó de frente con el vehículo de sus padres y ambos fallecieron. Su hermano pequeño también murió al salirse de una rotonda, y él casi pierde la vida en su moto por conducir borracho y picarse con otro vehículo. Siete operaciones de rodilla más tarde, a causa de las lesiones del accidente, y tras mucho tiempo de reflexión, David se dedica ahora a concienciar de los peligros de conducir bajo los efectos de las drogas o de hacerlo de forma temeraria.

David, de Colmenar Viejo, comparte en ‘Callejeros’ los múltiples accidentes de tráfico que han marcado su vida. Cuando tenía 19 años, un vehículo chocó de frente contra el choche de sus padres y ambos fallecieron. Su hermano pequeño también murió al salirse de una rotonda, tras haber bebido “un par de copas”.

En primera persona y desde la carretera en la que casi pierde la vida, David relata que una noche, después de unas cuantas copas con amigos, decidió subirse a su moto. En una zona se picó con un coche y ambos tuvieron un accidente. Su moto salió disparada y apareció a 300 metros del siniestro. Él chocó brutalmente contra una farola y el casco le salvó la vida.

Tras mucho tiempo de reflexión y varias operaciones para poder salvar su pierna, David enseña cómo está su cuerpo después del trágico accidente: “Esto es lo que pasa cuando decides tomarte unas copas y coger una moto. El resultado es este, siete intervenciones quirúrgicas en la rodilla”, relata, mientras vemos su pierna, llena de cicatrices y con escasa masa muscular. Tiene una minusvalía.

David y Crystel, su mujer, se conocieron tras la muerte de su hermano, pues ella era su amiga, y a raíz de entonces se enamoraron y ayudaron. Ella relata que David iba con la moto “como un auténtico loco” y que llegó a darle un ultimátum para que dejara de conducirla. Y lo consiguió.

Tras años de reflexión, David se dedica a concienciar a otros de los peligros de la conducción temeraria o de hacerlo bajo los afectos de las drogas. Además de dar charlas en autoescuelas, también lo inculca en casa. Cuando su hijo de 16 años le pidió sacarse el carnet de moto, atajó el problema de raíz: “Estuve una semana en casa por calzoncillos para que viera mi cicatriz”. Descartó la idea de sacarse el carnet de moto y ahora espera dos años para sacarse el de coche.