Durante el 'Especial Misión a Marte' de 'Planeta Calleja' hemos conocido el lado más personal de Inés Hernand. Admirada por uno, lacerada por otros. Esta comunicadora ha contado algunos de los peores momentos de su vida y hemos podido conocerla un poquito más en esta 'aventura interplanetaria'. "¿Qué pedradas tienes tú?", le preguntaba Jesús Calleja para romper el hielo.
"La pedrada de la diversión, del chachareo... me gusta un festejo, una comunidad de vecinos...", respondía Inés, esbozando una sonrisa. La invitada madrileña ha contado que nació en Madrid, entre Alcalá y Gran Vía: "De niña lo pasé bien, aunque siempre he tenido particularidades. Empecé el colegio tarde, con seis años. He tenido una infancia un poco más alternativa".
En cuanto a su adolescencia, asegura que lo primero que le viene a la mente son "dos personas maravillosas" que son su mejor amiga Andrea y su mejor amigo Gonzalo: "Empezamos a crear. Salió YouTube y nos inventamos una serie digital de temática lésbica con protagonistas de nuestro propio instituto. Algo demencial".
En cuanto a sus estudios, terminó Derecho e hizo el Máster en Abogacía: "Pero siempre he sido una especie de periodista narcisista frustrada. No me dio la nota para meterme en la pública, entonces empecé Historia del Arte pero no la terminé". Posteriormente hizo el "Erasmus del pobre": "Todas las personas de mi quinta que no teníamos pasta nos fuimos a poner pintas a un pub en Londres".
Inés Hernand no mantiene "mucha relación" con sus padres: "Me parece incluso una decisión inteligente por todas las partes. Si no se lleva una bien desde hace mucho tiempo eso se cronifica. Los problemas son estructurales un poco de siempre... es una cosa que ocurre mucho en las ciudades a consecuencia de no tener tiempo para dedicarle a tus hijos. Ellos tenían mucho curro y siempre estaban fuera. No los culpo por ello. Yo he crecido mucho con mi abuela. Para mí mi abuela era como mi madre".
Jesús Calleja ha profundizado en este último tema, preguntando a la comunicadora cuándo se produjo ese desliz entre sus padres y ella. Inés ha contado que de entrada, se fue de casa con dieciocho años, lo que ocasionó que ya no se vieran tanto: "Los hechos un poco más fuertes fueron cuando tenía 25 años. Desde esa edad no he sabido nada más de ellos y tengo 31".
Y ha añadido lo siguiente: "Mi experiencia me dice que es lo más justo para ambos, porque si no hay un entendimiento y hay mucha bronca, hay relaciones que además a mí me parece guay visibilizar que no porque te hayan parido tienes que tener una buena relación". Tras esta explicación ha querido matizar que si esto "sirve para visibilizar los modelos alternativos familiares...".
Inés ha tenido varios momentos "críticos" a lo largo de su vida. El primero que le ha venido a la mente fue cuando se fue a Londres con 300 euros y compartió cama con un antiguo profesor suyo de batería: "Tenía que comerme los restos de la comida de los clientes. Eso me ha generado estrés". En cuanto a esto último, el estrés, ha explicado que tiene "ansiedad cronificada". El humor le hace combatir este estrés aunque no lo busque a propósito: "Ser así tampoco es fácil. Esto tiene un precio, hay una estructura social que no absorbe tan bien a las tías así...".