Santiago Mainar no era un vecino más en Fago: había sido amigo de Miguel Grima, hasta el punto de traerle al pueblo y acogerle en su casa, aunque su amistad se convirtió en una rivalidad política por la alcaldía del pueblo. Sus enfrentamientos eran conocidos y los análisis conducidos por la Guardia Civil acabaron revelando que Santiago Mainar había disparado un arma recientemente y que su ADN se encontraba en el coche del alcalde fallecido, en el que viajaba antes de que Mainar acabara con su vida.
La Guardia Civil centró sus sospechas en Mainar cuando él afirmaba no haber disparado un arma desde hace ocho meses, pero presentaba restos en sus manos, confirmados por análisis. Cuando recibieron un fax de criminalística confirmando que el ADN encontrado en el vehículo de Miguel Grima era el de Mainar ya no había duda alguna: él había asesinado al alcalde de Fago.
Durante horas la Guardia Civil planeó la detención de Santiago Mainar a la mañana siguiente: el 2 de febrero de 2007. Era ganadero y madrugaba para ir a su granja. “Curiosamente cuando llegamos a la zona, llamamos a Mainar y fue como si nos estuviera esperando”, relata Inma, Guardia Civil de la UCO, una de las encargadas del caso.
Inma asegura que Mainar se mostró abierto a colaborar en todo momento y así lo hizo. De hecho, la declaración fue en su casa e Inma fue la encargada de tomar la declaración de forma manuscrita.
La guardia civil Inma relata que Mainar les explicó el crimen con todo detalle: que tenía el arma del crimen, una escopeta, en su poder cuando se dirigió andando a la carretera, que preparó una emboscada poniendo piedras para provocar que Miguel se bajara del vehículo y que, en el momento que las está quitando, se sitúa a pocos metros de la víctima y le dispara, ocasionándole la muerte de manera instantánea.
Santiago Mainar también explica a la Guardia Civil cómo cogió el cadáver y lo arrastró y como se deshizo del coche, ocultándolo en un camino forestal, entre unos setos. También añade que cuando llegó a casa, tras un largo camino a pie, se acostó.
La guardia civil Inmaculada asegura que durante toda la declaración Mainar se mostró en actitud muy tranquila y que los días posteriores realizaron una reconstrucción judicial por el bosque en la que el propio Mainar participó, y durante la que “iba andando sin grilletes y muy relajado”.