Le daba muchísima vergüenza y, como ella misma ha dicho, se sentía “insegura” y “el patito feo” del desfile pero, qué carajo. Samanta ha creído que lo mejor que podía hacer es poner a la vista de todos cuerpos reales como el suyo, llenarse de confianza en sí misma y desfilar en bikini como había prometido. Lo ha hecho, ha dado ejemplo y encima se lo ha pasado GENIAL.