Una cíborg llamada Samanta Villar
cuatro.com
20/11/201712:25 h.La periodista se sube a la máquina del tiempo para saber cómo viviremos, qué comeremos, cómo seremos e incluso si moriremos. José Luis Cordeiro es un científico convencido de que en el futuro la humanidad no morirá. “Vamos a pasar de la situación actual humana a una sociedad posthumana de superinteligencia y superlongevidad”, explica.
Camino hacia la inmortalidad, Samanta viaja a Estados Unidos para conocer a María, otra convencida de que los avances científicos le permitirán ser inmortal. Para esta argentina afincada en Los Ángeles los suplementos son esenciales en su dieta. “Me parece que a nadie le gusta morirse. Todo el mundo está resignado, pero algo está cambiando. La ciencia ficción está transformándose en ciencia”. Ella y su marido invierten mucho dinero en busca de la eterna juventud. Pero, además, tienen un plan B: la criogenización. María acompañará a la reportera hasta Alcor, una compañía que preserva cadáveres en nitrógeno líquido para que vuelvan a la vida cuando las nuevas tecnologías lo permitan.
Nuevos sentidos y nuevas formas de alimentación
En un espacio secreto donde se hacen operaciones quirúrgicas clandestinas y la mesa de cirugía es un piano Neil Harbisson ayuda a otras personas a convertirse en cíborgs como él. Neil lleva desde hace años una antena implantada en el cráneo con la que percibe el color de una forma más amplia. Es el primer cíborg de la historia reconocido por un gobierno. Allí, Samanta probará en su propia piel un implante tecnológico que emitirá una vibración para señalar dónde está el norte magnético, un instinto similar al que tienen los animales para guiarse. ¿Cómo lo percibirá ella?
“La comida del futuro será impresa”, señala José Luis Cordeiro. El periodista Goyo González plantea que incluso ya hay empresas españolas que imprimen comida. Pero, fundamentalmente, la alimentación del futuro pasa por los insectos. Gemma Llácer, propietaria de la granja Krik Krik, cría y comercializa cada semana 200.000 grillos. En principio, la cría de insectos es para alimentación de mascotas, pero su marido y sus dos hijas ya los han incorporado a su dieta.