Antonio sufre una discapacidad pero, como cualquier otro hombre, tiene derecho a darse placer sexual. Por eso, montó una página web de asistentes sexuales, personas a las que se contrata para que ayuden a los discapacitados a darse placer. “Igual que tengo una asistente para cepillarme el pelo, tengo otra que me ayuda a masturbarme”, ha explicado Antonio.