Ainhoa Arteta no podía imaginar cuál iba a ser la siguiente parada de su viaje con Samanta y mientras tanto le ha confesado que si no hubiera sido una de las mejores sopranos del mundo, hubiera sido peluquera junto a su madre.
La cantante trabajó durante 6 años en la peluquería familiar e hizo muchos cursos con peluqueros de la talla de LLongueras. Ainhoa nos ha confesado que el día que ganó el Metropolitan llamó a su madre y le dijo que había llegado el momento de cerrar la peluquería. Samanta ha querido que la cantante recordara aquellos momentos y le ha llevado a una peluquería coetánea a la de su madre y le ha pedido que cogiera el secador y el cepillo por unas horas. Las clientas no daban crédito al ver que Ainhoa Arteta era la encargada de peinarlas y es que entre bromas ella ha confesado que “Nadie se atreve a pedirle un secador de mano a la Arteta”.
Hasta la propia Arteta se ha sorprendido de lo cómoda que estaba con el secador en la mano y dando conversación a las clientas, pero también nos ha confesado que se alegra cuando la gente no la reconoce y puede estar más relajada.