Sin decirte nada es capaz de decírtelo todo. Y es que si tuviésemos que escribir la sinopsis de la vida de Ágatha Ruiz de la Prada sonaría a thriller histórico: un pasado fascinante, títulos nobiliarios, riquezas y traiciones familiares. El poderoso huracán Ágatha, duro y frío... aunque también muy divertido, está a punto de estallar.
Samanta Villar viaja con la diseñadora más internacional de nuestro país en un fascinante viaje por su infancia. Una infancia llena de aristocracia, aristocracia, arte y tristeza, de la que salió una niña revolucionaria que no está dispuesta a sufrir de forma gratuita y que ha llenado su vida de color.
Ágatha nos ha hablado de su padre, un gran arquitecto y coleccionista de arte del momento, y de la personalidad triste de su madre que quizás la empujó a llenar su vida de colores y huir de la tristeza innecesaria:“Mi padre se compró un cuadro de Antoñito López por cien mil pesetas y lo vendió por cien millones de pesetas”. Eso sí, también nos ha contado que era un mundo con el que su madre no tenía nada que ver: "A los pocos días de casarse, ambos se dieron cuenta de que habían cometido una gran equivocación".
Samanta ha querido que Ágatha Ruiz de la Prada se enfrentara a la influencia que ejerce sobre los nuevos diseñadores de moda, pero antes ha aprovechado para saber más de su vida familiar mediante una foto de su primer desfile junto a sus hermanos cuando eran unos niños. Momento que la diseñadora ha aprovechado para hablarnos una de las cosas que considera malas de su vida, su mala relación con sus hermanos.
Samanta Villar quería saber más del pasado aristocrático de Ágatha Ruiz de la Prada y en compañía de la historiadora Àngels Gutiérrez, se ha desplazado hasta el archivo diocesano de Barcelona para conocer el árbol genealógico de su invitada e ir más allá de sus títulos de marquesa de Casteldosrius, baronesa de Santa Pau y grande de España.