Registro sorpresa. Mary quería saber más de los chicos de su hijo y, para ello, a lo Colombo indagó en la casa de uno de ellos. Los compañeros de piso de Manu le recibieron, le definían no solo como guapo sino como “buen tío” pero Mary prefería saber lo que aún no le habían contado.
Pronto vio que tras ella había unas imágenes de Manu totalmente desnudo y, con su habitual naturalidad, espetaba: “Muy larga no la tiene que no se le ve por debajo”. Tocaba la habitación. A Mary le sorprendió primero por su estricto orden y limpieza y luego por su colección de gorras, tan grande que Mary se lo imaginaba gastándose el sueldo entero en complementos.
Pero la gran sorpresa vino cuando la gallega abrió el primer cajón de su mesita de noche. Allí encontró un DVD. La primera imagen no fue concluyente para ella: “¿Es él hizo una peli?”, preguntaba y los chicos respondían afirmativamente. Pero cuando vio la parte de atrás decía: “¡Ay! ¿Hace porno?”; “sí, ¿no lo sabías?”, replicaban ellos; “ohhhh mi madre, Jesús, ¿Cuántas hizo?”, quería saber y nueve o diez fue la respuesta y ella replicaba de nuevo: “caray, lo pusieron frito”.
Una vez se marchó, Mary explicaba su sorpresa. Quería aclarar que ella no es ninguna ñoña pero: “si yo fuera actriz porno no lo consentiría en una foto ¿Lo haces? Que lo compren, que lo vean”.
Tras un día ausenten, Mary llegó a casa y comprobó que su hijo no había dormido en su cama. Cómo no, lo había hecho en el colchón donde también descansaba Manu (con el resto de chicos alrededor). “¿Esto que es un putiferio o qué es?”, preguntaba Mary.
Ya a solas con su hijo, Mary se dispuso a descubrirle el secreto de Manu. Pero la reacción de su Pedriño no era la que esperaba: “¿Tú ves más normal que una persona sea actor porno que stripper? Soy moderna y acepto lo tuyo con normalidad pero de eso a acostar con tanta gente teniendo una persona…” Pedriño especulaba: “Pero a lo mejor en el momento que tenga una pareja estable lo deja”.
A Mary poco le importaba este comentario y le preguntaba a su hijo. “¿Cuándo le vamos a decir que se vaya? No creo que pienses que puede haber algo”, pero Pedriño no coincidía con ella del todo: “Me lo tomaba de coña, creo que es de boquilla, es un chico sensible, agradable”.
La gallega intentaba conocer a su hijo: “Creo que no es vida para ti porque imagínate que te enganchas, te enamoras y después ¿Qué? Quien va a sufrir eres tú Pedro, te quiero más que a mi vida y no quiero que sufras” y su hijo, emocionado, la abrazaba.
Sin embargo, Pedriño no le hizo caso. Tenía que expulsar, habría sido la oportunidad de hacer lo que su madre quería, pero decidió aplazar ese momento.