Pedro tiene 32 años, desde que sus padres le adoptaron ha sido un hijo adorado y, ahora, Mary quiere encontrar a su hombre ideal. Es crítico, está cansado de la gente “temática” y no busca ni metrosexuales ni ‘musculocas’ ni ‘marilicras’. Con esta premisa se sentaba a conocer a sus chicos, diez de los que solo seis podrían optar a su conquista.
Los chicos de Pedro
Junto a su silenciosa madre, recibieron primero a Emilio. Sabía que Pedro se había propuesto leer un libro entero y quería recomendarle el segundo, ‘El principito’. Por ello, le leyó un extracto: “Lo esencial es invisible a los ojos”. Lecturas a parte, Emilio contaba que le encanta la gente del norte, sobre todo su acento porque “me pone incluso”.
Pero Pedro tenía los pies sobre la mesa y su madre dejó de prestar atención a lo que Emilio decía para reprender a su hijo. No consiguió su objetivo así que solo pudo valorar a Emilio: “pensaba que era cura”, decía. También criticó a Miguel Ángel por su estilismo: “parece una vaca cuando se ríe”. Con Rubén fueron las pestañas, que creía postizas y de Ángel le sorprendió su corpulencia: “parece un croissant”, decía. “Somos bastante diferentes”, decía Ángel que quería saber si a Pedriño le gusta el deporte: “No, soy muy vago”, se excusaba pero para Ángel no es más que un mero detalle que se puede cambiar.
Manu llegó con cierto miedo, se definía como “bailarín” y apuntaba que se dedicaba al espectáculo. No quería dar detalles por Mary, pero Pedro se lanzó a la piscina: “¿Gogó y eso?” y el aludido no pudo sino especificar: “Gogó y stripper, para chicas y chicos”. A él le invadía una risita tonta, Mary cambiaba la mirada y, apenas Manu se hubo ido, espetaba: “A mí no me gustaría que trabajar siempre de noche”.
Y entonces llegó ‘Clavelito’. En realidad se llama Antonio y es enfermero, pero su traje de tuno y su canción le dieron el apodo. Mary se emocionó, le recordaba a sus “tiempos jóvenes” pero Pedro parecía horrorizado: “¡Qué vergüenza!”, espetaba cuando se marchó Antonio.
Una larga lista de hombres pasaron ante ellos y, cuando hubieron terminado, Mary pedía permiso para levantarse y el motivo despertaba la carcajada general: “Se me están clavando las lentejuelas en el culo”, decía.
La decisión de Pedro
Tenía muy claro a quiénes no quería a su lado y los enumeraba: Miguel Ángel, David, Francesco y, cuarto y último, Clavelito. “Me ha parecido muy fuerte lo de la tuna”, explicaba mientras Mary miraba de reojo. “Creo que le daría una oportunidad, le vi un fondo bueno, responsable…”, justificaba Mary y Pedro empezó a tener problemas de conciencia, recordaba todo lo que su madre ha hecho por él y, finalmente, le daba una oportunidad expulsando en su lugar a Manolo.
La primera cita de Pedro
Pasados los nervios del primer día, Pedro se reunió con sus chicos. Estaba satisfecho con la apariencia de todos “de paisanos” y añadía entre risas: “Parecemos las Spice Girls en versión maricas”. Manu llevaba la voz cantante de la conversación provocando el enfado del resto, pero Giordis fue rápido y tomó el testigo ¿Cómo? Con una pegatina que puso en el pecho de Pedro, un helicóptero con el que, decía, viajarían juntos a Cuba.