En la actualidad, David combina su Doctorado en Química Inorgánica con la vida de noche, es stripper. Tiene un cuerpazo con el que asegura ganar bastante dinero, tanto que su madre acepta orgullosa que su hijo sea tan listo como para aprovecharse de las hormonas desastadas de un grupo de mujeres. “Cuando mi hijo me dijo que quería ser stripper me quede muerta, pero me dijo que se cobraba bien”. “Si en 20 minutos ganas eso, ya puedes desnudarte”, asegura Julia, su madre.
La relación de ambos es estrecha, viven juntos, y como madre, está orgullosa de la virilidad de su hijo, sabe que es machista y asegura haber dado a luz a un completo sinvergüenza. Le ríe las gracias y tiene tan asumido el rol de machito que juega, que se ha unido a él.
La nuera perfecta para ella es mona, pijita, buena cocinera y requisito fundamental: que tenga la ESO aprobada. Mientras, él afirma querer una mujer que destaque con su talla de sujetador, “en una mujer busco una buena sonrisa, que es lo que miro después de unas buenas tetas”, afirma.
David destaca de si mismo el cariño que le pone a sus relaciones, “el poco rato que estoy con ellas, es como si sufriera un enamoramiento”. Es atento, y mimoso, pero no te fíes, si se refiere a ti con demasiada frecuencia como “cariño”, piensa que quizás se le haya olvidado tu nombre.
Si la química siempre fue tu asignatura pendiente, David te da la oportunidad de recuperarla a base de cariño, eso sí, no le lleves la contraria, es cabezota y presume de salirse siempre con la suya.