Río de Janeiro es una de las urbes más dinámicas del planeta. En la Ciudad Maravillosa se puede disfrutar de todos los atractivos turísticos propios del verano: playas, sol, monumentos emblemáticos y fiesta callejera a todas horas.
Situado en la Cima del Corcovado, el Cristo Redentor corona Río de Janeiro y es el emblema de la ciudad.
Resulta obligado montarse en el teleférico para subir a la cima del cerro Pan de Azúcar y disfrutar de Río desde las alturas.
Las míticas Copacabana e Ipanema son las mejores playas de la ciudad y un lugar idóneo para codearse con sus habitantes.
Vida y cultura carioca no se entienden sin la calle. Allí se compra, se vende, se come, se bebe y, sobre todo, se baila samba.
Gran Canaria es un pequeño paraíso de origen volcánico en medio del Océano Atlántico. Un lugar donde playas de arena rubia conviven pacíficamente con abruptos barrancos.
Casi la mitad de la superficie de Gran Canaria fue declarada Reserva de la Biosfera. Es una atmósfera ideal para los amantes del senderismo.
La costa grancanaria ofrece lugares de extraordinaria belleza y sus playas son aptas para el baño durante todo el año gracias a su suave clima.
Submarinismo, pesca deportiva y surf son sólo algunas de las muchas actividades deportivas que se pueden practicar en la isla.
Gran Canaria es un parque de atracciones, con una extensa oferta de ocio para los niños, como su acuario, parque acuático o el avistamiento de delfines.
Menorca es una de las islas más naturales del Mediterráneo. Una isla que, pese a su tamaño, sorprende por su diversidad paisajista, por su cultura, por sus playas y por su sabrosa gastronomía.
Menorca posee un patrimonio cultural único. Es un museo al aire libre con sus más de 1.500 yacimientos megalíticos.
Reserva de la Biosfera, su paisaje natural es la seña de identidad de una isla que destaca por su singularidad y autenticidad.
Recientemente nominada Región Gastronómica Europea, Menorca destaca por su variedad de sabores en cada receta y plato.
El ritmo pausado de la isla se percibe al recorrer sus callejuelas o surcar la costa menorquina por sus aguas cristalinas.