El efecto del veneno es rápido y a Akenatón le quedan pocas horas de vida. Antes de morir, quiere asegurarse de que su hijo está preparado para sucederle y le pone una dura prueba. Debe matar con sus propias manos al hijo del siervo que le ha envenenado. Tras negarse, el visir Ay habla con el pequeño heredero.