El visir aconseja a Tutankamón no enfrentarse al general de su ejército, pero este confía en ganarse el apoyo del pueblo participando en la guerra. "Un faraón que no conduce a sus hombres a la batalla está a merced de sus generales, un faraón que arriesga su propia sangre, que les inspira con su propia presencia, no puede ser separado de su pueblo”, dice Tutankamón.