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Etiopía, el volcán y el viaje con Planeta Calleja tocan la fibra a Fernando Tejero

cuatro.com 15/11/2015 23:03

Fernando Tejero descubre Etiopía corriendo como un buen maratoniano. El portero más famoso del cine y la televisión ha pasado de delgaducho a todo un fortachón. Por eso, nada mejor que tomar contacto con uno de los países donde el running es una religión, que una carrera para estirar las piernas tras el viaje. El actor reconoce en Planeta Calleja que toma complementos para aumentar su masa muscular y que dejó de fumar días antes de enfrentarse a la aventura con Calleja.

El actor se ha refugiado en el deporte para superar la depresión: “Me dio por hacer deporte para no tomar antidepresivos” asume Tejero. Fernando Tejero se emociona rodeado de niños etíopes y reconoce a Jesús Calleja que ha pensado varias veces en la adopción. El actor se sincera con el aventurero al que asegura que “el trabajo se convirtió para él en una terapia”.

El actor también se declaró gran defensor de los animales. Fernando se sumió en una depresión por las tragedias personales que vivió en tan sólo un mes. Se murió su perro y un familiar querido y rompió su relación sentimental en un breve espacio de tiempo: “La muerte de mi perro y una ruptura amorosa me hicieron tocar fondo”.

El viaje coincide con una fiesta tradicional del país africano en la que cientos de personas se reúnen para renovar su fe en una piscina común a modo de bautismo. En el Timkat, como así se llama la ceremonia, los creyentes renuevan su fe y purifican el alma. Momentos antes del baño de masas, Fernando Tejero se aparta de la zona superado por el agobio de gente.

Fernando Tejero no puede evitar llorar al comprobar la pobreza de Etiopía. En su travesía hacia el volcán se cruzan con comunidades etíopes que extraen sal de las piedras para sobrevivir y que impactan a Fernando Tejero. La vida en el desierto más absoluto: “Me cuesta digerir que haya gente viviendo aquí. Me siento débil y desnudo. No estaba preparado, pero vivir esto es una experiencia única”.

El desierto de Danakil es una zona con más de 30 volcanes activos. El actor comprueba que la tierra hierve y suena como una cazuela. Pero el momento definitivo para el actor es cuando comprueba que hay gente que trabaja de sol a sol en el desierto a 50 grados toda la vida para extraer sal de la tierra para poder salir adelante: “Tengo necesidad de volver a casa y valorar donde trabajo” confiesa Fernando Tejero a Calleja.

Las condiciones del viaje comenzaron a hacer mella en Fernando Tejero cuando se aproximaba a su destino: el volcán Erta Ale. La peligrosidad de la zona, las condiciones de vida de la gente y la dureza de la aventura son toda una lección de vida para el actor. El actor era consciente que el viaje le iba a cambiar la vida: “Ver cómo vive la gente aquí sí que es un volcán demoledor”