Las viviendas pueden esconder secretos entre sus paredes y mucha historia. Según informan Marta Alcázar y Lorelei Esteban, José María supo que era el caso de la suya. Con la ayuda de su sobrino y mucha paciencia ha logrado desenterrarlo: ha encontrado un refugio antiaéreo de la guerra civil en su sótano.

José María siempre supo que su casa albergaba un secreto, bajo tierra, su patio cobija un refugio antiaéreo de la Guerra Civil. “Estamos a unos ocho metros de profundidad”, explica.

“Mi madre me explicaba que habían estado durmiendo a veces aquí abajo”, recuerda, “yo sabía que existía el refugio, pero no sabíamos que podía realmente haber allí”.

Con la ayuda de su sobrino, que entonces tenía 12 años, fueron descubriendo el escondite a través del agujero de una cisterna. “Estaba todo lleno de cascotes, pero podíamos bajar”. José María explica que ató una cuerda a la cintura del pequeño y este se aventuró a descubrir el misterio, “iba entrando y me iba transmitiendo lo que iba encontrando”.

Durante quince años, José María se ha dedicado en sus ratos libres a desescombrar para abrirse paso en el subsuelo e ir descubriendo los recovecos del refugio. Más de 60 metros de túneles y pasadizos donde, a medida que iba abriendo, descubría un mundo que entonces se había paralizado, “había latas de conserva, casquillos, una bata de colegio…”.

Este es uno de los nueve refugios que existieron en Torredembarra, Tarragona. Muy pocos saben en la superficie que, bajo una rejilla de la acera, se esconde un pedacito de la historia de la Guerra Civil.

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