El lobo, una especie protegida que comienza a dejar de serlo: ¿Cómo los controlan los agentes forestales?

Los lobos se han convertido en la pesadilla de los ganaderos. La especie protegida ha dejado de serlo en el norte del río Duero, donde se ha retirado su protección especial permitiendo su caza. Según informa Raquel Duva en el video, en comunidades como Madrid, el lobo sigue estando protegido y son los agentes forestales los que se encargan de su conservación y control. 

En la Comunidad de Madrid hay hasta cuatro manadas de lobo asentadas que son controladas por las autoridades: “Tenemos una serie de transectos prefijados en toda la Comunidad de Madrid, en las zonas con presencia de lobos. Vamos despacio fijándonos en la franja de una serie de metros de derecha a izquierda y anotando cualquier rastro que vemos”. 

Los agentes hacen un seguimiento de la especie a través de diversas herramientas. Una de las más utilizadas es la cámara de fototrampeo que “consta de un detector de movimiento, un flash, una tarjeta de memoria y un objetivo”, además de estar amarrada a un árbol para tener mayor control. 

La colocación de la cámara es crucial para la conservación de la especie: “Elegimos lugares como este que está aquí donde vemos que hay un paso de fauna, en este caso, de ganado. De este modo podemos evaluar el número de huidos, su comportamiento que también es muy importante y si se reproducen. Hay veces que hemos conseguido no ver los cachorros, pero sí ver alguna hembra con la mama desarrollada”. 

El aullido de los lobo revela detalles cruciales acerca de su manada

La visión es clave, pero el oído también debe tenerse en cuenta. El aullido es capaz de determinar el número de lobos que hay, “si son jóvenes o no, si se mueven”. Para ello, los agentes hacen “estaciones de escucha en aquellos puntos en los que sabemos que hay lobo. Nos vamos a un punto elevado y a unas horas determinadas”. 

Las quejas de los ganaderos han llegado hasta los dirigentes políticos. Hartos de los ataques de los lobos a sus vacas u ovejas, reportan los incidentes a los forestales, que se ponen inmediatamente en acción: “Seguimos exactamente qué ha ocurrido. Hay veces que cuando los lobos entran y salen de los sitios, dejan pelo en las vallas. También vemos si haya rastro de escarbaduras, de ataque, arrastre”. 

Los agentes forestales hacen hincapié en la educación medioambiental

Además de seguir de cerca la especie, los guardas forestales se dedican a la educación medioambiental. Esta se dirige “a todos los sectores de la población: a los residentes y a la población escolar”.  

Los agentes intentan calmar a los más miedosos: “El lobo es una especie mitológica, está presente en mucho folclores, muchos cuentos, pero realmente no existen ataques de lobo documentados a personas en los últimos 50 años en ningún sitio de España. Sin embargo, de perros sí”. 

En su labor divulgativa, los agentes siguen recordando que estamos ante "una especie protegida a fecha de hoy”, por lo que "disparar al lobo, podar cepas o hacer alguna actuación que sea perjudicial para él, puede ser una infracción o incluso, un delito”. 

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