Hace cinco años, se pedía a la gente que no fuera al hospital. Como le pasó a Antonio González, cuya viuda Ángeles Fernandez, nos relata como a su marido le convencieron para no ir. Otras como las hermanas Laura y Marta Grela no pudieron rescatar a sus padres de las residencias, donde las oportunidades de sobrevivir eran menores que fuera de ellas. Fue un tiempo donde la gente desapareció de las calles y decenas de miles morían en las UCI.
En estos informativos nos dimos cuenta de que la mayor parte del tiempo del espacio en las televisiones eran ruedas de prensa y cómo se entretenía la gente que no podía salir de sus casas. Mientras unos cantaban en los balcones, otros morían solos, sin asistencia y sin que los medios les prestásemos la atención que merecía. Fue a causa de todas las trabas que nos ponía desde las direcciones políticas de algunas instituciones como hospitales o cementerios por lo que se hacía muy complicado mostrar lo que pasaba robando para las generaciones posteriores un trozo de la historia de este país. De hecho, la foto más significativa de la pandemia, la pista de hielo publicada en la portada del diario El Mundo el 8 de abril de 2020 tuvo que ser una foto conseguida subrepticiamente.
Estos informativos fueron los primeros en mostrar cómo se enterraba. Lo enseñamos pese a las trabas que nos puso la administración, porque, al igual que ahora, hubo políticos que no querían que se viera lo que realmente pasaba. Por ejemplo, el entonces consejero de Justicia de la Comunidad de Madrid, Enrique López. Precisamente, la transparencia es para evitar que cinco años después nadie pudiera decir, como hizo una exdirectora de salud de Castilla y León, que "no fue una pandemia de gran gravedad".
Cinco años después, volvemos a encontrarnos con algunos familiares de los fallecidos entonces, como el hijo de Jenaro. La gente recuerda las canciones en los balcones, pero es necesario recordar también la realidad. María Ángeles perdió a su marido, Antonio González Cabrera, porque aguantó demasiado en casa sin recibir atención. Tres años después, su hermana, Yolanda Fernández, se convirtió en otra víctima colateral del COVID. Le hicieron caso cuando dijeron que no había cura, y murió. Como tantos otros enfermos graves que fueron relegados a un segundo plano. Como este, otros casos más que contamos en el vídeo que recoge esta noticia.