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La sorprendente relación actual de Margo, la mujer de Martin Verfondern, y uno de los responsables del asesinato de su marido

Manuel y Jovita sí que vivían todavía cuando fue la detención de sus hijos, pero no vivieron para ver el desenlace y conocer la sentencia judicial: el jurado popular consideraba por mayoría con siete votos a favor y dos en contra, culpable del homicidio al principal acusado de matar al ciudadano holandés de Petín en enero de 2010.

El hijo pequeño, Juan Carlos fue declarado culpable de homicidio. El jurado consideró acreditado que tenía una afectación parcial de las capacidades intelectivas y cognitivas, se pidió una reducción fue condenado a diez años de prisión.

 A Julio no se le consideró culpable. El encubrir a un familiar de primer grado no está penado en España, siempre y cuando no tengas una participación activa en el crimen, que es el caso de Julio.

La relación de Margo y Julio

Julio no podía ir a Santoalla en un tiempo determinado, no se podía acercar a menos de quinientos metros de la casa de Margo. Julio no podía ir a alimentar a su ganado y le pide a Margo permiso para hacerlo.

Ella va a hablar con el juez y dice que no se opone a que él suba a dar de comer al ganado, aun habiendo ocultado el cuerpo de su marido durante cuatro años. Con lo que los protagonistas se cruzan, se saludan y todo parece muy correcto entre ellos.

“A veces sí me encuentro con Julio y es como un vecino. Tenemos una buena relación. Mucha gente dice que no entiende que yo puedo perdonar a los vecinos, pero lo más importante es la paz y dejar a otra gente también vivir”, aseguraba Margo convencida de que lo que hacía era lo correcto.

Margo en la actualidad es la única vecina que queda en Santoalla. Ella sigue adelante con ese proyecto sin perder todo el amor que tenía por Martin. De hecho, es la prueba de amor más grande que se puede llevar a cabo, seguir adelante. “Yo no puedo marchar de esta Santoalla. Para mí es mi vida, mi casa…”.